Capítulo 10 - La futura esposa del Palacio de las Estrellas (1)
“¿...eso es todo?”
“Sí, Su Majestad.”
"No te limitaste a observarlo durante horas solo porque te dio pereza, ¿verdad?"
Kergel dirigió una mirada desconfiada a Bert—su propio ayudante. Bert, que estaba de pie frente a su escritorio, gritó entonces con una expresión injusta.
“¿Cómo puede creer que soy así, Su Majestad?”
“Lo digo porque no sería la primera vez que lo haces.”
“¡Eso pasó hace años! Además, debido a eso, mi madre llegó a decir que me darían un puesto como criado y me regañó bastante. Por si fuera poco, si volviera a hacer lo mismo, dejaría de ser una persona. ”
Bert apretó con fuerza sus manos e insistió repetidas veces que era inocente—como si se sintiera realmente perjudicado.
Kergel le hizo una señal mientras decía que lo sabía y empezó a revisar el informe de Bert. No, sinceramente, no había nada que pudiera revisarse.
"Jardín. Biblioteca. Jardín. Biblioteca. Jardín. Biblioteca. Luego, por la noche, se va a su habitación... ¿Por qué me ha pedido una reunión si tan solo va a hacer esto? Además, cortó cualquier contacto entre ella y la delegación de su propio país."
Kergel no pudo mostrarse convencido y sacudió su cabeza con el ceño fruncido.
El documento que estaba mirando en ese momento era un informe sobre las actividades diarias realizadas por la hija real de Rakain en el Palacio Separado. El informe detallaba minuciosamente cada uno de los días que había pasado hasta el momento.
Por lo tanto, comprendió sin problemas el malestar de Bert. Él había estado mirando con bastante atención cada día y cada hora, pero ella ni siquiera lo notó.
Sin embargo, el contenido era tan monótono que era natural que expresara ciertas dudas al respecto.
"Solicitó permiso para salir del Palacio Separado, pero la biblioteca es el único lugar al que va... Nunca escuché que la hija real de Rakain fuera alguien que disfrutara de la lectura."
De hecho, se enteró de que estaba muy ocupada asistiendo a fiestas y reuniones sociales.
Kergel no dijo lo que tenía en su mente. Por mucho que estuviera frente a Bert, que no era diferente de su propio hermano, seguía sin querer sacar a relucir los defectos de la mujer que pronto se convertiría en su nueva "compañera".
Le gustara o no, nunca podría negar que era su compañera.
"¡Oh, si! Se dice que el representante de la delegación de Rakain ha solicitado nuevamente visitar el Palacio Separado."
"¿...otra vez?"
En cuanto Bert habló del tema de la visita como si ya lo hubiera olvidado, los ojos de Kergel se volvieron agudos. Bert se limitó a asentir tranquilamente sin tener en cuenta la brusca respuesta del Emperador.
"Sí. Y ella los rechazó—de nuevo."
"...está cumpliendo bastante bien su promesa."
Los ojos de Kergel volvieron a relajarse lentamente. Sin embargo, rápidamente puso una expresión peculiar en su lugar.
“Ella quiere mantener su promesa para ir allí…”
El jardín del Palacio, y también la biblioteca que se encontraba fuera de esta.
“Debería ir a ver el Palacio Separado."
“¿Qué? ¿El Palacio Separado? ¿Esta hablando de ir ahora mismo? Su Majestad, el enviado del Reino de Kaizenen llegará pronto…”
Bert parpadeó de inmediato mientras trataba de continuar hablando con una mirada insistente, como si entendiera lo que Kergel acababa de decir. Sin embargo, justo después de que Kergel lo interrumpiera, recién entonces abrió la boca.
"Heinez se encargará de ello. De todas formas, ya tiene suficientes habilidades como para afrontarlo."
"Es cierto, pero—¡Su Majestad! ¿Cómo puede abandonar su asiento así, de repente?"
Bert enseguida levantó su voz cuando Kergel le dio la espalda. Sin embargo, él todavía salió de la oficina de todos modos.
* * *
"Sigh... Lo siento mucho, Princesa."
"No, Silloa. Está bien."
Cuando bostezó, Roelin se dio cuenta por sí misma mientras miraba y negaba con la cabeza a Silloa, que se disculpaba a toda prisa. Después de que Roelin cerrará el libro que había estado leyendo, se levantó de su asiento. Y como era de esperar, Silloa se acercó rápidamente antes de empezar a hablar.
“Si por mi culpa dejara de leer…”
"Definitivamente no será culpa de Silloa. Me siento frustrada ya que he estado sentada en un lugar durante mucho tiempo, así que estoy pensando en dar un paseo."
"Entonces, ¿vamos al jardín?"
Silloa se sintió aliviada por las palabras de Roelin y volvió a hablar. Parecía bastante innata la palabra—jardín—en su boca, como si fuera algo muy natural.
Dado que su rutina diaria durante los últimos días había sido tan monótona, Silloa no tenía otra opción que acostumbrarse a ella con el tiempo.
Roelin no tardó en asentir y darse la vuelta para salir de la biblioteca.
Pudo ver a la gente de pie cerca de las estanterías mientras leían libros o se sentaban en una posición cómoda para escribir algo.
Pensó que era increíble ver a esas personas, que parecían ser funcionarios del Palacio Imperial, concentrados en sus lecturas.
"En Rakain decían que la gente de Seroif era ignorante y burda. Por eso, ni siquiera echaban un vistazo a los libros."
Por ello se decía que no se podían establecer varias culturas, incluyendo el arte y el aprendizaje mismo.
El terreno que había sido ocupado era extenso, pero era bastante fácil encontrar a quienes habían despreciado y reído de Seroif por ser un lugar no calificado para ser nombrado "Imperial" allá en Rakain.
"Los rumores son definitivamente aterradores."
[Traductor: Abbie]