Capítulo 11 - La futura esposa del Palacio de las Estrellas (2)
Seroif nunca fue un país muy salvaje. Además, el propio emperador de Seroif no era un monstruo como decían los rumores. Aunque era lo suficientemente violento como para disparar una flecha a la delegación de Rakain, no era tan incomprensible—dado que había sido un castigo para él, ya que la persona que fue disparada con la flecha había insultado y se había burlado de Seroif en primer lugar.
¿Acaso la familia real de Rakain, que se autodenominaba noble, no era más brutal que eso? Ella lo sabía mejor que nadie.
Dio otro paso con una sonrisa amarga. Y justo en el momento en que salió de la biblioteca y comenzó a dirigirse al jardín del Palacio Separado, no tuvo más remedio que detenerse debido a un hombre que apareció de la nada.
"¿...Conde McGree?"
La expresión de Roelin se endureció inmediatamente. No sabía cómo era posible que la persona que debía estar en el Palacio Exterior estuviera aquí.
“Solicite una visita al Palacio Separado, pero parece que no fue entregada correctamente a la hija real de Rakain. Así que no tuve otra opción que venir yo mismo y mostrarme de esta manera tan irrespetuosa frente a la hija real.”
"El Conde está muy equivocado. Recuerdo haber respondido a la petición varias veces a través de la doncella encargada. ¿No lo crees tú también, Silloa?"
“Por supuesto, princesa. Yo misma me encargue de entregar las palabras de la hija real.”
Roelin giro ligeramente su cabeza antes de preguntarle a Silloa, que estaba detrás y quien respondió de manera tranquila con una reverencia.
Roelin se dirigió de nuevo con voz serena al Conde McGree. Su actitud hizo que el rostro del Conde se frunciera. Sin embargo, pronto corrigió su expresión antes de obligarse a hablar una vez más.
"...supongo que ha habido un pequeño problema de comunicación entre nosotros."
"Bueno, creo que es una cuestión de entendimiento más que de comunicación, pero de todos modos, me alegro de que ahora sí podamos comunicarnos. Muy bien entonces, adiós..."
Se despidió con una leve inclinación de cabeza en dirección al conde McGree y luego, trató de retroceder. Pero incluso antes de eso, el Conde McGree ya había bloqueado a Roelin.
Entonces, Silloa se acercó rápidamente a él y protestó.
"¿Qué clase de falta de respeto es esa? Por mucho que sea del mismo país de origen, ¡eso sigue siendo extremadamente grosero!"
"Silloa, está bien."
Roelin consoló a Silloa, que levantó la voz enfadada por las acciones del Conde, antes de mirarlo con frialdad. También pudo ver la ira que se agitaba en el fondo de los ojos del Conde McGree.
En cierto modo, ni siquiera supo que era un sentimiento natural, ya que solamente fue rechazada y ridiculizada por un simple ser insignificante.
"No obstante, no puedes limitarte a hacer cualquier cosa. Por eso, te sentirás ligeramente frustrado."
Roelin ya no quería lidiar con el Conde, así que procedió a caminar una vez más después de quitarle los ojos de encima. Sin embargo, el Conde McGree volvió a bloquearla.
"¿Qué estás haciendo ahora?"
"Le estoy solicitando a la Princesa una charla privada."
"Ya he expresado mis intenciones varias veces antes. ¿No ha sido suficiente?"
Miró al Conde y le preguntó. Entonces, la frente del Conde McGree comenzó a moverse y pronto se estrechó.
¿Cómo podía atreverse él a decir que eso era una simple falsedad?
Pudo ver que su boca temblaba sin emitir ningún sonido. Tras aplicar algo de fuerza sobre su mano que se aferraba al dobladillo del vestido, Roelin abrió la boca con calma.
"Esto es Seroif, Conde."
"...Lo sé."
"Ya que está en otro país, ¿no debería tener más cuidado con todo entonces? Incluso el destino del reino podría estar en juego por una simple palabra que salga a relucir inadvertidamente."
“...”
La frente del Conde McGree se frunció una vez más. Realmente entendía lo que Roelin había dicho.
El Reino de Rakain podía ser derrocado por tan solo unas palabras de la falsa princesa.
El emperador de Seroif no se quedaría quiero si descubriera que le habían enviado una falsa princesa—y no a la verdadera Erita.
Por lo tanto, se podía ver que sus palabras ahora mismo implicaban tales amenazas. Por supuesto, para aquellos que no estaban al tanto de la situación, simplemente sonaría como una advertencia para tener más cuidado con sus palabras y acciones.
“Solo quería darle un consejo antes de regresar a Rakain. Ya que no podré asistir a su boda porque tengo que volver antes, me gustaría disculparme…”
El conde McGree rechinó sus dientes antes de volver a abrir la boca cortésmente. Entonces, Roelin se limitó a negar con la cabeza.
"Solo aceptaré sus sentimientos. Ah—y el día que vuelva a Rakain, no hace falta que me busque. Expresemos aquí todos nuestros saludos. Espero de verdad que todos los enviados, incluido el Conde, puedan volver sanos y salvos a Rakain."
Se trataba de un reconocimiento cortés, pero en otras palabras, también significaba un claro rechazo. Transmitía que no era necesario verbalizar ningún saludo al Palacio Separado en el que se encontraba o incluso solicitar una visita también.
Silloa miró al Conde McGree y a Roelin de forma alternada con una mirada curiosa, como si empezará a notarlo.
El conde McGree acabó notando la mirada antes de apretar los dientes y apartarse. Parecía haberse dado cuenta de que si actuaba de forma aún más errónea en ese momento, los demás podrían sospechar inmediatamente de él.
[Traductor: Abbie]