Capítulo 32 - Concurso de caza (6)

 

"¿Las mujeres también llevan pantalones?"

"Sí. Así se puede montar a caballo correctamente y también cazar."

preguntó Roelin a la modista y se miró en el espejo con unos ojos curiosos. La persona afirmó que lo que se había puesto era un traje de caza que las mujeres de Seroif disfrutaban llevando.

Como iba vestida con chaqueta, pantalones y botas, tenía un aspecto extraño y torpe. Era normal, ya que no había llevado pantalones en su vida.

Además, había pensado que los pantalones eran exclusivos para los hombres, por lo que nunca imaginó que algún día podría ponérselos.

"Emperatriz, por favor, pruébese el sombrero."

En ese momento, Silloa abrió la boca con un sombrero que le había proporcionado el diseñador. Roelin giró la cabeza sin dejar de mirarse en el espejo y vio el sombrero que Silloa sostenía en ese momento.

El ala del sombrero era estrecha y tenía un estilo elegante. Parecía más bien contrario a la elegancia y tranquila belleza que se esperaba de una mujer rakain.

Por supuesto, eso no significaba que no le gustara en absoluto su sombrero. Era incómodo, pero absolutamente práctico y cómodo.

Tras asentir, Roelin se probó el sombrero a petición de Silloa.

"Como era de esperar, le queda bien, Emperatriz. ¿Verdad, señora?

Lucy, que hasta entonces había estado ayudando a Roelin en silencio desde atrás, acabó asintiendo ante las palabras de Silloa y abrió la boca para dirigirse a Roelin a su vez.

"¿Qué le parece, Emperatriz? Por favor, dígame si se siente incómoda o si no le gusta nada."

"No. Es muy cómodo y bonito. Nunca había llevado pantalones, pero son realmente cómodos."

"Un vestido probablemente sería una prenda bastante aburrida."

Respondió Lucy aliviada ante las palabras de Roelin mientras sonreía. Roelin entonces se miró una vez más en el espejo.

La forma en que se veía y se sentía con un vestido era absolutamente muy diferente. ¿Debería decir que se había vuelto un poco más enérgica y activa?

No le resultaba familiar, pero no lo odiaba. Quizá por eso mismo, no era consciente de lo difícil que le había resultado apartar sus ojos del espejo.

"Ni siquiera soy una niña."

Mientras se miraba en el espejo, Roelin enrojeció ligeramente al sentirse algo avergonzada. Fue debido a su propia impresión que pensó cómo ella era igual que un "niño pequeño" que estaba todo emocionado de usar ropa nueva.

En ese momento, pudo escuchar el sonido de un sirviente llamándola desde fuera de la puerta.

"Emperatriz, Su Majestad está aquí."

"¡Oh! Démosle la bienvenida entonces."

Roelin se apresuró hacia la puerta. Al mismo tiempo, la puerta se abrió y Kergel entró. Llevaba en la mano una "larga caja".

Lucy se apresuró a acercarse para agarrar la caja. Sin embargo, Kergel se limitó a saludarla con la mano antes de acercarse a Roelin. Entonces, la miró de arriba abajo mientras empezaba a abrir la boca con un tono tranquilo.

"Te queda bien."

"Gracias, Su Majestad."

Roelin inclinó su cabeza y lo saludó. Entonces, Kergel miró a Roelin con unos ojos tan deslumbrantes y pronto le tendió la caja que tenía en la mano.

"¿...?"

Roelin lo miró desconcertada ante su repentino acto de entregarle la caja. Kergel dijo entonces como si estuviera decodificando la respuesta a su pregunta.

"Es tu propio arco."

"¿Mi propio arco personal?"

Sus ojos se volvieron redondos al instante. Kergel asintió y abrió la tapa de la caja. Su expresión parecía emocionada.

"Es la primera competición de caza a la que asistirá la Emperatriz, así que, por supuesto, necesitamos al menos esto. Se terminó hace poco. Pensaba enviártelo, pero aún me quedaba algo de tiempo, así que quise traerlo yo mismo."

"Oh, gracias… "

Roelin lo miró sin comprender mientras bajaba su mirada y miraba dentro de la caja dándole las gracias, aunque tardíamente. Pero mientras miraba dentro de la caja, empezó a pensar que no quería aceptar esa caja. Parecía que ella ni siquiera podía imaginar tal cosa en primer lugar.

Kergel sacó de esa misma caja el arco, una bolsa para guardar las flechas y algo que tenía la forma de un anillo. Luego, le entregó la caja vacía a Lucy.

"Lo he hecho para ti. Te debió de costar mucho practicar con un arco tan grande en comparación con tu tamaño, pero ahora te sentirás mucho más cómoda. Y además, ponte esto en el dedo que tirará del arco."

"¿...?"

"Tu piel es tan débil que hasta pensé que un arco podría hacerte daño."

Kergel añadió unas palabras de explicación al ver la extraña expresión de Roelin. Hace unos días, mientras le enseñaba a Roelin a disparar una flecha, vio accidentalmente una marca en su dedo. Tenía un corte rojo en el dedo por haber disparado antes con el arco.

En realidad no era gran cosa mirarlo. No, incluso considerarlo como una herida no era más que algo divertido y trivial.

Pero, ¿por qué?

Kergel no podía dejar de pensar en aquella raspadura en su dedo. Al día siguiente y al otro, seguía sin poder deshacerse de ella.

Así que, cuando Lucy le planteó la idea de fabricar un arco exclusivo para ella, pensó que era el momento y encargó también la preparación de un protector para los dedos.

Y tan pronto como el protector para los dedos se completó junto con el arco de hoy, entonces se acercó con esas cosas a ella así.

Kergel miró hacia atrás y tosió débilmente porque se sintió avergonzado. Ni siquiera sabía que todo se debía a Lucy, que estaba al tanto de la situación, se había limitado a mirar.

"¿Qué haces? ¿No vas a cogerlo?"

Depositó todo en los brazos de ella para ocultar su propia vergüenza. Roelin parecía desconcertada mientras lo aceptaba todo. Pero tuvo que inclinarse inmediatamente hacia abajo. Esto se debía a que el peso de aquellas cosas que había recibido sin darse cuenta era bastante considerable.

" ¡Oh cielos! Permítame sostenerlo, Emperatriz."

Silloa se acercó rápidamente y Roelin le entregó el arco junto con la bolsa para guardar las flechas. Y en cuanto Silloa se disponía a coger también el protector de dedos, Roelin negó con la cabeza.

"No, está bien. Puedo probármelo ahora mismo."

 

[Traductor: Abbie]