Capítulo 44 - Autoconocimiento y secretos (7)
Kergel abrazó de inmediato a Roelin sin darle tiempo a reaccionar. Roelin se sorprendió y, por reflejo, lo abrazó por el cuello. Por supuesto, inmediatamente, ella se sorprendió aún más por sus propias acciones mientras trataba de aflojar sus brazos que ya habían abrazado su cuello.
"No te muevas. Podrías caerte."
"Ja, pero..."
"No es especial que un marido cargue a su esposa sorprendida, ¿verdad? Además, no es la primera vez."
Kergel sonrió levemente y habló. Roelin lo miró de reojo y enseguida inclinó su cabeza con los ojos cerrados.
Como él había dicho, no habría sido tan especial si se hubiera tratado de una pareja ordinaria. Además, ella fue a la ceremonia de acompañamiento durante la boda. Incluso en el camino de vuelta, una vez la abrazó debido a su herida en el pie, así que no era nada nuevo de todos modos.
Sin embargo, tal vez porque ahora era consciente de sus sentimientos por él, no podía controlar las palpitaciones de su corazón.
Y eso no significaba que pudiera hacer nada.
Roelin inclinó su cabeza e hizo fuerza con el brazo que le abrazaba el cuello. Tal vez se debiera a la temperatura de su cuerpo, que era aún más caliente que la de ella, pero las palmas de sus manos seguían sudorosas.
Y no podía.
Se mordió los labios por si acaso él la descubría en ese estado.
En ese momento, el cuerpo de Roelin descendió. Y pudo sentir que el espaldar de una silla tocaba ahora contra su espalda. Volvió a abrir los ojos y miró avergonzada.
"Te dejaré ir ahora. ¿O quieres seguir abrazándome?"
Cuando Kergel hizo contacto visual con Roelin, sonrió mientras abría la boca. Sin embargo, ella parpadeaba sin entender realmente lo que acababa de decir. Entonces, frunció ligeramente el ceño por la mitad de la frente y tocó suavemente la mano de ella, que seguía abrazada a su cuello.
"¡Ah!"
Sólo entonces Roelin se dio cuenta por fin de lo que había querido decir y se apresuró a soltar su brazo.
"Lo siento."
"No tienes que disculparte por eso."
Kergel le estrechó la mano mientras se sentaba frente a Roelin. Luego, giró su cabeza e hizo una seña a alguien: un camarero.
Como si ya lo hubiera hecho, el camarero se le acercó al instante.
"La lubina a la parrilla está deliciosa. ¿Quiere probarla?"
Kergel le abrió la boca a Roelin. Ella parecía tener aún algo de calor en las mejillas, así que se limitó a asentir mientras se las abanicaba con las manos. Después de darle la orden al camarero, añadió.
"Pero antes, tráigame un vaso de jugo de manzana frío."
"¡Sí, espere un poco, por favor!."
Después de que el camarero tomará el pedido y lo anotará, se dio la vuelta con una agradable sonrisa. Ella, en cambio, le miró con ojos desconcertados.
"Veo que tienes mucho calor."
"Oh, no. Esto es..."
Roelin se sintió avergonzada e intentó responder a sus palabras, pero al instante guardó silencio.
¿Qué iba a decir?
¿No era porque había hecho calor, sino porque su corazón estaba acelerado después de haberle visto?
Respiró y comenzó a abanicarse con las manos porque pensó que su cara volvería a calentarse.
"¡Su jugo de manzana está aquí!"
Justo a tiempo, el camarero sacó el jugo de manzana. A continuación, le entregó el jugo que el camarero había dejado.
"Bébelo. Y se te pasará el calor."
"Gracias. Eh... Por cierto, ¿no beberás nada, Vias?"
"No me gusta el jugo de manzana."
Kergel se encogió de hombros y le respondió. Roelin lo miró mientras bajaba la mirada con gesto incómodo y daba un sorbo al jugo.
El sabor dulce había envuelto la punta de su lengua. Como si no se le hubiera añadido ningún endulzante aparte, el sabor original de la manzana también era muy fuerte.
"¿Qué te parece? Puede que no sea de tu gusto, pero este restaurante es bastante famoso por aquí."
"Me gusta. El ambiente del restaurante también es bueno."
"¿El ambiente de esta tienda es agradable? ¿No es así?"
"No hay razón para que mienta."
Roelin envolvió su vaso con ambas manos y bebió un sorbo de jugo una vez más antes de responder. Entonces, Kergel la miró en silencio antes de estallar en carcajadas.
"Qué alivio. No puedo creer que de verdad te guste."
Se sujetó la barbilla y miró la tienda con un gesto relajado.
"Esto es Seroif."
"..."
"El país es un poco escandaloso y tiene bastante libertad."
Mientras le escuchaba, Roelin se dio la vuelta y miró a su alrededor. Como había dicho Kergel, la tienda era animada. Los que estaban sentados en una de las mesas estaban ocupados discutiendo y los que estaban sentados en otra estaban tocando la guitarra mientras cantaban. Mientras tanto, en otra mesa una pareja se susurraba su amor y ella se preguntaba si serían amantes.
Retiró su atención y sintió que su rostro se enrojecía ligeramente al ver por última vez a aquella pareja. En ese momento, la voz de Kergel volvió a oírse.
"Aquí no eres más que una persona más. Bueno, eres una mujer hermosa, así que atraerás la atención de los demás... pero eso es todo. No importa cuál sea realmente tu posición social."
"¿Quieres decir que respire...?"
Roelin se lo pensó un momento y le preguntó. Kergel enarcó una ceja ante sus palabras y pronto sonrió mientras asentía. Parecía que se le acababa de ocurrir lo que había dicho antes.
"Sí, esa es la diferencia."
"..."
"Por supuesto, no estoy diciendo que puedas salir así de vez en cuando. No importa cuánto prestes atención a la seguridad, no puedes garantizar que estarás perfectamente a salvo, y si realmente cumples con tus deberes como Emperatriz en serio, además, te será bastante difícil encontrar ese tiempo libre."
"..."
"Sin embargo, si no olvidas este sentimiento ahora mismo, ¿no serías capaz de encontrar un momento para tomar un respiro cuando vuelvas al Palacio Imperial? Oh, por fin ha llegado."
Kergel dio la bienvenida de inmediato al camarero que comenzó a acercarse sin dejar de hablar. La mesa se llenó rápidamente porque habían horneado y sacado una lubina entera.
"Bien, vamos a probarla."
Cogió hábilmente un tenedor, separó la carne del pescado de sus espinas y le entregó inmediatamente un gran trozo de carne.
"Pruébalo, Roelin. Es suave y sabroso. Además, también sabe muy bien."
"Oh... sí."
Ella cogió el tenedor que él le tendía. La piel crujiente y su carne suave estaban en armonía.
"¿Oh?"
"Está muy bueno. Vías, tú también deberías comer."
[Traductor: Abbie]