Capítulo 45 - Autoconocimiento y secretos (8)
Roelin abrió mucho los ojos como si estuviera muy sorprendida mientras saboreaba y se lo recomendaba. Sin embargo, Kergel se limitaba a mirarla fijamente, lo que parecía que no tenía ninguna intención de comer.
"¿Por qué crees que...?"
Roelin dejó de intentar beber de nuevo el jugo de manzana y comenzó a preguntar incómodamente ante la mirada directa de Kergel. Kergel sonrió entonces antes de negar con su cabeza mientras tomaba un plato de lubina a la plancha para sí mismo.
"No. Es que... por el título que acabas de decirme."
"Eso es... porque no puedo decirle Su Majestad aquí."
Se apresuró a intentar explicar lo que había dicho. Pero Kergel sólo agitó las manos mientras la cortaba.
"No intento culparte de nada. Quiero decir, se siente bien."
"¿Qué...?"
"Me gusta que me llames así. Me gustaría que también me llamaras así cuando lleguemos a casa."
Ella cogió el tenedor que él le tendía. La piel crujiente y su carne suave estaban en armonía.
"¿Oh?"
"Está muy bueno. Vías, tú también deberías comer."
Roelin abrió mucho los ojos como si estuviera muy sorprendida mientras saboreaba y se lo recomendaba. Sin embargo, Kergel se limitaba a mirarla fijamente, lo que parecía que no tenía ninguna intención de comer.
"¿Por qué crees que...?"
Roelin dejó de intentar beber de nuevo el jugo de manzana y comenzó a preguntar incómodamente ante la mirada directa de Kergel. Kergel sonrió entonces antes de negar con su cabeza mientras tomaba un plato de lubina a la plancha para sí mismo.
"No. Es que... por el título que acabas de decirme."
"Eso es... porque no puedo decirle Su Majestad aquí."
Se apresuró a intentar explicar lo que había dicho. Pero Kergel sólo agitó las manos mientras la cortaba.
"No intento culparte de nada. Quiero decir, se siente bien."
"¿Qué...?"
"Me gusta que me llames así. Me gustaría que también me llamaras así cuando lleguemos a casa."
Kergel subrayó deliberadamente la palabra "casa". El interior del restaurante era tan ruidoso que nadie lo escucharía aunque se tratara del Palacio Real, así que lo que acababa de decir probablemente había sido una broma de todos modos.
"¿Por casa, te refieres...?"
Sin embargo, Roelin no lo escuchó como una simple broma. Más bien, le tembló la voz e incluso se le escapó.
"¿Qué? ¿Sigues pensando que tu hogar es el Palacio Real de Rakain? Eso no está bien."
Kergel abrió la boca mientras sacaba la carne del pescado y la trasladó al plato de Roelin. Luego, le hizo señas como si le pidiera que comiera. Roelin se mordió los labios y negó con su cabeza mientras miraba el plato que tenía delante.
"No, no lo había pensado. ¿Crees que ahora soy una tonta que ni siquiera conoce su casa?"
Ella sonrió y replicó bromeando. Kergel vio eso y empezó a levantar las comisuras de su propia boca.
"Si así fuera, no te habría acogido como mi compañera. Aunque me vea así, tengo buen ojo para las mujeres."
"¿No te gustó este matrimonio?"
"Oh, eso... Comamos primero. Se enfriará pronto."
Kergel permaneció un rato en silencio, como si se hubiera quedado mudo, antes de darse la vuelta. Roelin se limitó a mirarle sin dejar de sonreír.
De alguna manera, ella podía sentirse un poco más cercana a él entonces.
* * *
"¡Vaya! ¡Ahí es donde vas!"
"¡La red! ¡Arrojen la red!"
Los niños gritaban con fuerza. Roelin dejó de cruzar el puente y se detuvo a mirar hacia abajo. Habían unos niños pequeños jugando en el agua mientras pescaban en el arroyo que fluía justo debajo de ese mismo puente.
Daba gusto ver ese tipo de aspecto tan enérgico. Sin darse cuenta, no podía apartar los ojos de la escena mientras se apoyaba un poco más en la barandilla.
"¿ Y si te caes ? "
En ese momento, Kergel la tomó del hombro. Roelin se sorprendió por su toque que la rozaba y se levantó de nuevo. Entonces, él levantó la mano con una mirada incómoda.
En realidad, fue Roelin quien se sintió avergonzada por ello. Después de bajar el cuello, murmuró en voz baja una pequeña excusa.
"No, sólo me sorprendí un poco..."
"No tienes que dar explicaciones."
Sonrió y dio otro paso. Roelin, que también estaba apoyada en la barandilla, empezó a darse la vuelta. Kergel miró a Roelin, quien se acercaba a él, y redujo ligeramente la velocidad de su marcha. Era una consideración para mantener el ritmo con ella. Roelin se dio cuenta de su consideración, pero sin mostrar ninguna señal, se limitó a caminar despacio en respuesta.
El viento soplaba ligeramente contra ellos. Tal vez había pasado por el jardín de flores, pero el aroma de las flores emanaba del lugar por donde había pasado el viento.
Levantó la mano para alisarse el cabello agitado por el viento. La pulsera de su muñeca también tembló al moverse.
"..."
Los ojos de Kergel, que seguían mirándola fijamente, temblaron momentáneamente.
Una muñeca blanca. Y unos mechones rubios que fluían suavemente.
De repente, había surgido un impulso ridículo. Un impulso tan loco como el de aferrarse a su esbelta muñeca y hacer llover besos sobre su suave cabello.
'Sí. Es una locura.'
Frunció la frente mientras respiraba agitadamente y bajaba la mirada como si se estuviera secando la cara con las dos manos.
Era un impulso ridículo. Pensó que el problema era que había visto demasiadas imágenes inesperadas de ella. Sacudió su cabeza y miró despreocupadamente al cielo.
"Oh Dios... Creo que pronto comenzará a llover."
"¿Una lluvia?"
Mientras caminaba, Roelin echó su cabeza hacia atrás y miró al cielo. Tal y como había dicho Kergel, el cielo estaba lleno de nubes negras como si fuera a llover en cualquier momento.
Hace un rato, el sol brillaba mostrando un cielo despejado. Roelin parecía avergonzada por el repentino cambio de tiempo.
Al mismo tiempo, pudo oír un ruido sordo a lo lejos y pronto empezaron a caer gotas de lluvia por encima de sus cabezas.
Y pudo oír el sonido de los niños que jugaban en el agua bajo aquel puente que empezaban a quejarse al salir de aquel mismo arroyo.
Las gotas de lluvia que les caían sobre las mejillas aumentaban gradualmente y la lluvia se hacía aún más intensa. Kergel miró de nuevo a Roelin y chasqueó la lengua mientras fruncía el ceño como si estuviera avergonzado. Luego, mientras miraba rápidamente a su alrededor, señaló con la mano un lugar.
"¡Oh! Será mejor que vayas allí y evites la lluvia."
"¿Qué?"
Roelin desvió la mirada hacia el lugar que Kergel había señalado. Se veía una pequeña cabaña cerca del final del puente.
"Date prisa. A este paso va a llover."
Roelin se apresuró y tiró de su muñeca.
[Traductor: Abbie]
