Capítulo 54 - ¿Quién es la esposa falsa? (4)

 

Roelin estaba aturdida por el abrazo que intentaba tumbarla, pero de pronto recordó lo que él había dicho y en su lugar realizó una pregunta. Entonces, Kergel frunció las cejas como si estuviera descontento con algo antes de decir algo en un tono bastante avergonzado.

"Es que... en realidad no me preocupa, pero como Heinez suele tener una personalidad minuciosa, en realidad le preocupa".

"¿...?"

"Temía que dijeras algo innecesario o incluso algo parecido delante de la delegación de Rakain, como que no hemos pasado bien la primera noche...".

"Oh..."

Roelin escuchó atentamente a Kergel y sólo después comprendió lo que había dicho, antes de que su rostro se tiñera de rojo.

Kergel, que la miraba a la cara, también se sonrojó con cierta torpeza antes de apartar la mirada y continuar.

"Bueno, estoy seguro de que no hablarás de eso a la ligera. Pero aun así, si te encuentras con gente de tu país de origen, puede que sin querer saques el tema en un momento de alegría".

Roelin sintió que el calor de sus mejillas inflamadas se iba enfriando poco a poco. El miedo y la frustración que había olvidado durante un tiempo se vieron desbordados por las palabras de "primera noche" que él sacó a relucir de repente.

Entonces, volvió a oírse la voz de Kergel.

"Espero no haber dicho algo demasiado desagradable."

"No me ofende en absoluto, Majestad. Y no tiene que preocuparse por eso porque tampoco diré algo de forma precipitada."

Ella bajó los ojos con calma por un momento mientras se sonrojaba antes de proceder a levantar la mirada lentamente y mirarle directamente.

" Eso nunca sucederá."

Declaró Roelin una vez más.

¿Cómo podía hacer eso, a menos que estuviera loca?

La noticia de la delegación proveniente de Rakain hizo que su corazón latiera con fuerza, así como una sensación de repulsión.

Pero ella no tenía el poder para detenerlo en absoluto. Más bien, era necesario preparar una actuación para darles la bienvenida como "Erita" en su lugar.

El simple hecho de pensarlo le había hecho doler la cabeza de nuevo. Ya no quería pensar en nada, pues la fiebre ya había subido y se mareaba aún más.

"Me alegro de que estés tan decidida. Sigues pálida, así que descansa un poco. He interrumpido tu descanso demasiado".

Cuando Kergel vio que la piel de Roelin estaba mucho más pálida, se levantó apresuradamente de su asiento. Entonces, Roelin intentó levantarse también. Al instante la agarró por el hombro y abrió la boca.

"Acuéstate. Ah, y la última vez..."

"¿...?"

Roelin volvió a mirarle con los ojos muy abiertos. Sin embargo, Kergel acabó dudando y pronto negó con la cabeza.

"No, nada."

También quiso pedirle que no dijera nada de los lobos cuando salieron del Palacio la última vez.

Después de todo, no había nada más importante que eso.

Si Heinez lo hubiera sabido, Kergel pensó que podría estar intentando evitar que Erita se enfrentara por completo a la delegación de Rakain.

Aunque ella no conocía en detalle los secretos relacionados con la "Tribu de los lobos", estaba claro que debía de haber sido testigo directo de sus habilidades y que también tenía preguntas al respecto. Pero, de algún modo, no deseaba volver a hablar de aquel día. No quería que esta mujer lo mirara de otra manera...

"Me voy entonces. Debes descansar."

"Gracias por su preocupación, Majestad."

"Darme las gracias por nada..."

A Kergel le avergonzaba que Roelin le diera las gracias, así que contestó en tono cortante antes de cambiar de tema con el pensamiento que se le ocurrió de repente.

Entonces, Roelin abrió mucho los ojos y lo miró fijamente.

"¿Desde cuándo...?"

Pero no pudo terminar la frase y se quedó en silencio. Roelin parecía desconcertada mientras le escuchaba.  Kergel sacudió la cabeza y volvió a hablar.

"No, está bien. Hasta luego".

¿Desde cuándo había estado en tan malas condiciones, por qué su cuerpo había quedado tan débil y por qué no era consciente de su propio estado físico allá en Rakain?

Escuchó que era una Hija Real que había sido amada y criada con mucho amor, ¿por qué tenía que verse así?

¿Por qué no estaba contenta con la repentina visita de la delegación?

Esas eran las cosas que Kergel quería preguntar. Sin embargo, salió del dormitorio mientras se tragaba todas las preguntas en el fondo de la garganta.

Con razón pensaba que no debía preguntar precipitadamente.

No, dudó en preguntar porque pensó que podría obtener de ella alguna respuesta que nunca habría esperado.

"Estoy actuando como un cobarde en muchos sentidos".

Kergel se rió espontáneamente, pues se sentía patético consigo mismo. Entonces, Lucy, que ya esperaba delante del dormitorio, se acercó lentamente a él. Borró su expresión y abrió la boca hacia ella.

"Procura cuidar más la salud de la Emperatriz, Lucy".

"Sí, Majestad."

"Y dile a las damas que también la cuiden con más atención."

"Lo tendré en cuenta también."

Lucy se agachó con las manos juntas. Silloa, que estaba justo detrás de Lucy, también se inclinó en señal de cortesía. Volvió a mirar hacia el dormitorio una vez más. Sus ojos se balancearon débilmente con una pregunta persistente de lo que realmente era.

***

[Traductor: Abbie]