Capítulo 2

 

 

Sin pensarlo, asentí con la cabeza. Este es el porqué debes ser amable mientras vives.

—...No soy esa clase de persona.

—Eso es un alivio.

Él estaba algo molesto con mi respuesta, por lo que frunció su frente, pero lo seguí como si no lo hubiera notado.

Tap, Tap.

Clap, clap.

El sonido de pasos resonaron en el largo pasillo. Cuando solo el sonido de sus pisadas y sus respiraciones retumbaron en el espacio por un largo tiempo, fue el Duque quien comenzó a hablar de nuevo.

—Pero…¿En serio pensaste que haría algo como eso?

Una voz incómoda vino del Duque que estaba delante de mí, como si nunca hubiera pensado en él de ese modo.

“Es peor de lo que piensas”. Apreté los dientes detrás de la hermosa parte posterior de su cabeza

—¿Por qué no estás contestando?

Mientras estaba maldiciendo por dentro, decidí por el momento mantener cerrada mi boca.

—Es…Es debido a los rumores.

No hay forma de que pudiera decirle que su reputación es peor que la mierda de un perro. ¡Valoro mi preciosa vida!

—¿Asique  rumores?, no creas eso. Los rumores son creados por gente ignorante que quiere hundir a otros solo para protegerse a sí mismos.

Sus agudos ojos se veían muy incómodos, como si estuviera teniendo un ataque solo por oír la historia del rumor sobre él. Entonces, viéndose verdaderamente disconforme, tomó la delantera, y como un perro sigue a su maestro, lo seguí fielmente por detrás.

Estaba maravillada con el hecho de que todos los sirvientes que encontrábamos en nuestro camino ni siquiera se preocuparan por mí.

“Bueno, ya han venido dos madrastras antes, así que deben de estar familiarizados con ello”

Parece ser que llegamos a nuestro destino, ya que el Duque detuvo su andar frente a mí, y estiró su mano para abrir la vieja puerta de madera.

—Puedes quedarte aquí.

Mi mirada naturalmente giró hacia donde él señaló. Cualquiera podría decir que esta era una vieja habitación. La madera no se veía muy elegante, parecía frágil, a punto de romperse, como si pudiera ser abierta con solo empujar mi hombro contra ella.

—¿No es de tu agrado?

Contrario a lo que esperaba, sorprendentemente la habitación estaba ordenada. La cálida luz del sol entraba a través de una amplia ventana, y todos los muebles parecían nuevos.

Esta habitación era demasiado buena para la dueña de este cuerpo, Leona, quien había sufrido mucho en su propia casa. Aunque incluso ella era la hija de aquella familia, prácticamente vivió en el ático toda su vida.

—Pensé que el dormitorio de la Duquesa sería demasiado para tí.

—También pienso eso. Este dormitorio es bonito

—¿Es así?—Como si estuviera desconcertado por la respuesta inesperada, el Duque se acarició la barbilla con sorpresa. Entonces me dí cuenta que estaba poniéndome a prueba.

—No creo que seas insensata. Sabes muy bien tu posición.

“Bastardo, bastardo, bastardo.” Traté de mostrarle una sonrisa genuina tanto como pude, y me tragué el resentimiento. Estaba claro que no solo Rebecca era “incorregiblemente tenebrosa”, sino que también lo era el mismísimo Duque.

—Entonces, descansa bien, porque mañana debes hacerte cargo de la niña.—Ese fue su saludo de despedida.

Habiendo dicho todo lo que tenía por decir, se fue sin siquiera cerrar la puerta, algo que hice inmediatamente después de que estuve segura de que se había marchado.

—¡Ay!...Lo odio más que a Rebecca.

Ahora quiero escapar de aquí. No me hubiera importado si hubiera sido la segunda o la cuarta madrastra, pero ser la tercera significa de forma instantánea que estaba condenada a muerte.

Recordando el contenido de la novela, mi futuro se estaba volviendo cada vez más turbio. Rebecca Petri era el personaje secundario y la villana. Su madre murió al dar a luz. Incluso, había rumores sobre el nacimiento debido a que la identidad de su madre permaneció oculta. Por otro lado, Rebecca estaba enferma, así que su padre hizo todo lo que ella quiso, y ella creció así y se convirtió en una mujer malvada.

—Justo como ahora.

No importa quién sea mi oponente, mi caída será inevitable.

En la novela, la maldad de Rebecca fue demasiado lejos, hasta el punto en que superó lo que un simple humano podría hacer. Ella vertió agua caliente sobre las jóvenes damas nobles que odiaba, e incluso empaló el brazo de su escolta con una espada solo porque no descartó correctamente las rocas que estaban obstaculizando su camino. Pero eso no fue todo, ya que trató a su prometido, el Príncipe Heredero, de manera similar.

—¿Cómo podrías criar a un niño para que crezca tan terriblemente como lo hizo Rebecca?

Al final, el Príncipe Heredero eligió a otra mujer para que se convierta en Princesa Heredera, y ella la envenenó. Por supuesto, ella será ejecutada por el crimen.

Me senté frente al espejo después de organizar mis pensamientos sobre Rebecca por un rato.

—Tengo un problema más importante que Rebecca.

Miré hacia el espejo, que había sido pulido suavemente sin grietas, los mechones plateados y los ojos azules que brillaban bajo la luz. Por supuesto, era Leona quien se reflejó en el espejo. Aunque, “Leona” nunca fue mencionada en la novela, sí lo fue la tercera madrastra de Rebecca.

Según el libro, la tercera madrastra que figuraba formalmente en el papel era un poco diferente a la anterior. Quizás, por eso la tercera madrastra terminó lisiada por culpa de Rebecca.

—Ay..qué lamentable eres.

Miré el miserable rostro de Leona en el espejo. Su piel, que estaba ligeramente seca, era tan blanca como la porcelana, como si hubiera sido criada en una amorosa familia, aunque ese no había sido el caso.

—Por eso me vendieron, ¿Voy a quedar lisiada?

Ni siquiera tendría que preocuparme sobre esto, si tan solo no me hubiera convertido en Leona tan rápido. Aunque estaba viviendo una vida de mierda, la vida de Leona es mucho peor.

Finalmente, decidí eliminar mis preocupaciones y me metí en la cama. Al contrario de lo que parecía, la cama era suave y no crujía, así que me acurruque cómodamente en las sábanas cálidas y suaves.

—¡Lo que es para mañana, comienza mañana!

Solo hablar de esto y aquello no cambia nada en absoluto. El hecho de que me haya convertido en la madrastra de Rebecca parece permanente.

—Ay…

Tal vez porque me pasé todo el día estando nerviosa acerca de ir al Ducado, tan pronto como me acosté y cerré los ojos, sentí fatiga en todo mi cuerpo. Incluso si estaba al borde de una situación de vida o muerte, mi instinto no pudo vencer a mi agotamiento, y poco después me quedé dormida.

***

Desde que escuche la palabra “piérdete”, no volví a ver a Rebecca por días. La razón más grande era que no podía encontrarla,

Debido a que la mansión del Ducado consta de tres edificios que estaban unidos con un pasillo en forma de cueva, no pude encontrar la habitación de Rebecca cuando vine por primera vez. Incluso, me la pasé buscando abriendo más de cien puertas.

Pregunté a los sirvientes que pasaban sobre la ubicación de la habitación de Rebecca, pero me ignoraron. Ellos hablaban de forma vaga o simplemente se escapaban diciendo que no tenían idea.

En el momento en que me ignoraron por decimoséptima vez, fue cuando logré entenderlo perfectamente.

—Supongo que no soy bienvenida y me están echando.

Al darme cuenta de la verdad, regresé a mi habitación con gusto.

—Hice mi mejor esfuerzo— Así fue como me relajé.

Después de todo, no tenía que preocuparme por morir de hambre, ya que la comida era colocada frente a mí habitación, aunque fuera de forma irregular. Aunque fuese un pan duro.

Dos hogazas de pan duro me entregaban, sin sopa ni bebida. Como si fuera un criminal, pasaba mis días tranquilamente, mientras recogía y comía ese pan. Deseaba que así pudieran solo olvidarse de mí.

Para mi mala fortuna, una semana después, el Duque vino a visitarme en persona. Sin siquiera tocar la puerta de forma adecuada, solo abrió la puerta luciendo seriamente enojado.

—Te traje aquí para que cuidaras de mi hija, ¿Pero no te dignaste a buscarle ni por un solo día? Eres muy diferente a las mujeres que vinieron antes.

Mientras disfrutaba de la vista desde la ventana, me giré y lo saludé con una gran sonrisa.

—¡Oh! ¡Esto es genial!

—¿Genial? ¿Qué es tan genial?

—Porque finalmente alguien está aquí para guiarme. No importa cuántas veces pregunté, nadie me decía dónde estaba su habitación. ¿Entonces, dónde está? ¿Debería ir ahora?

Fue él quien hizo una expresión absurda.

—...¿Estás usando la excusa de que no te reuniste con ella solo porque no sabías donde estaba su dormitorio?

—¿Excusa? Es la verdad.

—¡Ja!, ¿En serio piensas que creería eso?— La cara del Duque se deformó por un segundo.

Era yo quien debería estar molesta. ¿Por qué querría siquiera quedarme aquí por una semana? Le pregunté a cada sirviente que pasó dónde estaba la habitación de Rebecca, e incluso me puse a abrir cada puerta elegante que había porque no pude quedarme quieta. Por supuesto, me detuvieron en cada momento.

—Si lo crees o no, es tu decisión, pero estoy segura que lo sabes.

—¿A qué te refieres?

—¿Estás seguro de que no lo sabes? ¿No sabes que…los sirvientes escapan cuando intento preguntarles?—Lo miré mientras entrecerraba los ojos. No hay forma de que él evitara que escapara sin siquiera saberlo.

Esos sirvientes, quienes fingían no saber cuando les preguntaba sobre la habitación de Rebecca, siempre aparecían en el momento oportuno para evitar cualquiera de mis intentos de escapar del Ducado.

“Tal vez Rebecca me impidiera entrar a su habitación, pero el Duque también fue descuidado conmigo”

Al ver su sutil cambio de expresión, saqué el papel de mis brazos.

—Le pregunté a un total de treinta y ocho personas, y sus respuestas fueron escritas aquí.

Cuando alguien trata de intimidarme, todo lo que tengo que hacer es recolectar evidencia.

—¿Qué es esto?

—Es para probarle al Duque, quien cree que no he hecho nada, está equivocado.Me reí orgullosa ante su perplejidad.

—...

—Ya estás aquí para poder guiarme por los alrededores, así que vamos. Ahora que el Duque está aquí, al fin podré ver de nuevo el precioso rostro de la princesa. No sabes cuanto la he extrañado.— Actué exageradamente.

La mirada del Duque se quedó sobre el papel que le ofrecí durante un largo tiempo. Entonces, como si hubiera tomado al fin una decisión, tomó el papel, lo puso en su bolsillo, y se giró.

—Por aquí.

Lo seguí orgullosa. Incluso, perdí la dirección con confianza.

—¿A dónde estás yendo?

Incluso si él iba hacia la izquierda, giré hacia el lado contrario.

—...Por allí.

—Estoy empezando a creer que en verdad no sabes el camino.