Capítulo 12
—Agua fría…¡Trae agua fría y llama al doctor! ¡Ahora!
—¿Perdón?¡Oh! ¡Sí!
Masajee el cuerpo de Rere que estaba desvanecido en la cama. Estaba tan caliente como si tocara una estufa. Mientras tanto, una toalla mojada con agua fría fue puesta cerca de mí.
—Por dios, Rere. Qué es lo que está mal contigo…
Las últimas palabras de la niña todavía estaban en mi mente. Ella me pidió que me convirtiera en su madre porque lo estaba haciendo bien.
De hecho, era la primera vez que veía a Rere colapsar, por lo que no pude hacer nada más que mojar su cuerpo con una toalla fría.
Pretendiste verte genial y terminaste así.
Mi corazón dolía porque realmente lo sentía. Si hubiera sabido que esto pasaría, te lo habría dicho antes…No voy a abandonarte.
—¡Doctor! ¡Doctor!
—Él estará aquí pronto.
—No importa incluso si es un medicamento de emergencia. ¿Acaso no hay ninguna medicina que la niña suela tomar? ¿No tienen algo como eso?
Fue entonces que…
—Mamá…está preocupada…por Rere…
—Rere, aguanta ahí, ¿puedes?
—Está bien…—Su pequeña voz era excepcionalmente clara. Esa vocecita generó en mí la razón definitiva para proteger y cuidar a la niña.
Lo gracioso es que estaba decidida a intentar escapar de aquí algún día, pero mi determinación se rompió y se derrumbó como un castillo de arena ante las palabras de la niña.
El recuerdo de mí misma, siendo maltratada.
Quizás, fue debido a las memorias de mi niñez, donde nadie se preocupaba por mí, que mi corazón se estremeció con más fuerza.
“Es cierto, ella no es una niña mala, así que tal vez pueda cambiar”
—Te cambiaré, y a tu futuro…
Fue en ese momento que la puerta se abrió con un ruido sordo.
—¿Ella colapsó otra vez?
El doctor, quien había tratado mi herida en la cabeza unos días atrás, corrió dentro con una cara pálida y espantosa.
Como si fuera una situación familiar para él, sacó algo de su bolso y rápidamente mezcló esto y aquello, y luego, sin dudarlo, puso un poco de la medicina en la boca de Rere.
—Dios mío, pensé que estaría bien por estos días.
—¿Ella estará bien?
El médico, que observaba a Rere desde hacía mucho tiempo, sacó su pañuelo y se secó el sudor.
—No tengo respuesta a esa pregunta. El cuerpo de la princesa no está bien. Es el mismo patrón, así que simplemente le estoy dando una receta de medicamento para aliviar la fiebre.
—¿No hay nada como una medicina de emergencia?
—No puedo dársela porque tengo que examinarla primero y fabricarla de acuerdo a las circunstancias, porque a veces tiene convulsiones, mientras que otras veces sufre de fiebre alta…
—Si le damos la medicina equivocada, será un problema. — Una vez que escuché su explicación, asentí con la cabeza.
Aunque sabía que el cuerpo de Rebecca no gozaba de buena salud, quería aferrarme a la esperanza.
Fue cuando estaba a punto de preguntar si algún método tendría el mismo resultado cuando nuevamente alguien entró por la puerta abierta.
El Duque, que entró con el rostro pálido, rápidamente se sentó frente a Rere. Sus manos temblorosas arreglaban el cabello despeinado de la niña.
—Ay, ¡Rere!
—Solo está durmiendo, no tienes que preocuparte.
—...¿Por qué pasó esto? ¡Estuvo bien por un tiempo!
—No estoy seguro. También estoy…
En ese momento, los ojos de ambos se volvieron hacia mí.
—Tampoco lo sé. La niña…
—No es culpa de la señora. ¡La señorita Rebecca no se molestó con ella!
—Así es. ¡La señorita estaba ansiosa por verla!
—No era otra sino la señora quien se hacía cargo de la señorita.
Una por una, la niñera y las sirvientas se ocuparon de ponerse de mi lado y defenderme.
—¡He visto a las otras madrastras, pero ninguna de ellas fue tan cariñosa como la señora!
Sin embargo, eso lo irritó más.
—...Todos ustedes. ¿Qué esperan que haga?
Ante sus palabras, la atmósfera se volvió tan fría como el hielo.
—¿Me están pidiendo que agradezca a esta mujer solo porque debería impresionarme lo que ha hecho?
—...Eso no es…
No es una simple “mano negra”, sino que es solo un villano. Uno con una personalidad muy retorcida.
—Largo. No quiero verlas.
Solo entonces, la niñera y las sirvientas que charlaban inclinaron la cabeza con ojos tristes.
Este bastardo era irremediable.
Rere era mucho mejor.
Mientras tanto, incluso el doctor, quien se suponía debía quedarse, decidió salir usando como excusa que la fiebre de Rere había bajado. Como resultado, solo se escuchó el sonido de la puerta al cerrarse en la habitación.
—Necesito que me expliques. ¿Cómo pasó esto? ¿O acaso estás tratando de esconderte detrás de las palabras de las sirvientas?
—No es mi intención esconderme. Pero tenían razón. No había ningún motivo por el cual Rere se derrumbara repentinamente.
—¿Entonces no había ninguna razón? — Se levantó de su asiento y me miró.
—Fue porque estabas aquí. Rere nunca ha estado tan enferma, excepto aquella vez en que se fue su primera madrastra. — dijo, mirándome con resentimiento.
—...¿Entonces, me culpas por esto?
—Sí. El incidente de la niñera, también. Nada salió bien porque confíe en ti.
—Ja. Entonces es mi culpa, después de todo. ¡Si no lo hubiera hecho, ella habría sido abusada por esa monstruosa mujer!
Pero él no me escuchó.
—No necesitaba eso. Sí, lo que dijo la niñera antes de irse era cierto.
—¿Qué dijo ella? ¿Qué dijo sobre mí?
—No necesitas saberlo. Ella es la mujer que conocía a la niña mejor que nadie.
En serio, si hubiera algo que deseara tanto hacer en este momento, sería golpear tan fuerte la cabeza de mente estrecha de este bastardo.
—En verdad, eres lo peor.
—...No me importa las críticas que reciba de ti. Estoy analizando tu comportamiento, pero ahora, no hay necesidad de que mire más. Pensé que eras algo diferente cuando vi que no te enojaste con la niña la última vez, pero no necesito a alguien que le haga pasar un mal rato a mi hija.
Incluso en la novela, sabía bien que él se preocupaba mucho por su hija, pero esto era demasiado.
—Es la última vez que haces que mi hija llore. No me gusta, así que vete.
—¿Qué?
—¿Vas a hacer que lo repita?
¿Cuál era el punto de se que sea guapo? ¿Qué tenía de genial ser la “mano negra”? Cuando tienes esa mala suerte.
Estoy en condiciones de salir de este lugar, según las palabras de este bastardo. Todo lo que podía hacer ahora era pedir un poco de tiempo.
—Entiendo. Debido a que eres su padre y el dueño de este ducado, acataré a tu orden. A cambio, déjame separarme de ella apropiadamente.
—Por supuesto.
No es que no entendiera sus sentimientos. Para el Duque Ian, fui yo quien enfermó a su hija. Lo mismo ocurre con el incidente de la niñera. Pero aún así, esto no estaba bien. Estoy tan enojada, pero no podía hacer nada más que apretar el puño.
—De acuerdo. Me iré primero entonces. —No obtuve respuesta.
Cuando salí de la habitación donde Rebecca yacía enferma, miré hacia atrás sin pensar y bajé la cabeza
“Ya decidiste irte, así que no nos preocupemos por eso”
Cientos de maldiciones aparecieron en mi mente, pero traté de recomponerme y regresé a mi habitación.
***
Pasaron unos días más.
Rere se despertó, pero no podía levantarse de la cama con facilidad debido a las secuelas. En consecuencia, tuve una pequeña extensión de tiempo, pero sabía que no me quedaba mucho.
Él torcía la cara como un loco cada vez que me veía.
Ignorándolo, hoy me senté frente a Rere.
—Rere, ¿hay algo que quieras comer?
—No. ¡No quiero comer nada!
—¿No vas a comer?
—...No es delicioso.
—...No puedes decir eso con facilidad. Si lo haces, el chef cambiará.
—¡No es asunto mío!
Todavía tenía su temperamento desagradable, sin embargo, no estoy enojada por ello.
—¿Estás segura? ¿No vas a comer?
—Sí.
—Mamá, ¿Qué estás haciendo?— Rere, quien estaba acostada en la cama y de mal humor, se levantó apresuradamente.
—¿Qué estás haciendo?
—Este es un fondant de chocolate. Aún no lo has probado, ¿verdad?
—¿Realmente, me lo estás dando?
—SÍ.
—¡No voy a…darte las gracias!
—Seguro. No tienes que agradecerme.Solo disfrutalo.
Rere, que normalmente replicaría lo que dije, bajó la mirada hacia el cuenco en su regazo sin decir una palabra.
—...¿No estás diciendo nada porque estaba enferma?
Quizás debido a su recuerdo de haber sido abandonada por alguien más, que Rere estaba cautelosa.
—No. Solo…porque lo siento.
—¿Perdón? ¿Por qué?
—Simplemente, porque aunque comas esta delicia ahora, no cambia el hecho de que fui mala contigo y no dejé que comieras.
—¡Está bien! ¡Mientras lo hagas de ahora en adelante, Rere te perdonará!
Cuando estaba a punto de asentir con la cabeza a la niña que me sonrió de forma tímida…como si no conociera cortesía, el duque entró en la habitación con una cortante voz.
—¿Aún no te has ido?
Tan pronto como entró, se interpuso entre nosotras.
—Aún no.
—Insignificante.
Como si tratara de deshacerse de los buenos recuerdos de la niña, el duque tomó el tazón con el fondante de chocolate.
—¿Ahora quieres quedarte haciendo cosas como estas?
—¿Papá?, ¿Qué ocurre? ¿Por qué me lo quitas? ¡Es mío!
—Rere. Esta persona se marchará. Ella misma dijo que se irá por cuenta.
Estaba tratando de convertirme en una mala persona.
—¿Qué quieres decir?
—Estoy haciendo esto por tu bien, Rere.
—No. ¡Mamá no hará eso…!
—No me gustó desde el principio, y a ti tampoco te gustaba, ¿verdad?, ¿Rere?
—No. No. Ya no la odio. ¡Mamá, es mi mamá! ¡Es la mamá de Rere!
Pero el duque actuó con determinación. Como si no fuera suficiente, bloqueó el camino de Rere.
—Vete, ahora.
—Mamá, no te vayas. Mamá, ¿también me estás abandonando?
—Sí, ella te está abandonando también, así que no pienses más en ella. En su lugar, esta madre te amará…
—¿Vas a desecharme? ¡Dijiste que ibas a ser mi mamá! ¡Dijiste que te ibas a quedar!
—Basta, Rere. Te traje a tu verdadera madre. Adelante.
Como si hubiera esperado esa señal, una mujer entró con una brillante sonrisa.
—Hola, Rere. A partir de hoy, voy a ser la mamá de Rere.
***
Traducción: Pali Rojas
Nota de traductora:
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