Capítulo 38
Rere pasó junto a mí, riéndose de mi cara rígida.
—El conejito lo odia, así que tendré que hacerlo más a menudo.
Mientras Rere se ocupaba de comprobar si había alguien en la habitación, la niñera cerró la puerta como si ya supiera lo que iba a hacer. Mientras tanto, mi visión se dispersó por la habitación. Era la primera vez que veía la habitación de la Duquesa, y me sorprendió. Era tan grande que mis ojos no podía verlo todo de un vistazo, además de elegante y brillante.
—Vaya, mira todas esas cosas. Qué lujo. —Abrí mis ojos cada vez más debido al asombro. La habitación, que era más grande que la de Rere, era tan espléndida como el oro mismo. Estaba adornado con oro y rubíes. Las alfombras y cortinas también eran de primera calidad, e incluso, el sofá estaba decorado con oro, así que me quedé sin palabras.
Era increíble. A diferencia de mí, que estaba ocupada mirando a mi alrededor, Rere tomó mi mano y tiró de mí.
—De todos modos, será tu habitación, conejito, así que puedes mirar alrededor más tarde.
—¿Qué?
—Conozco muy bien a mi papá, así que estoy segura de que limpiaron esta habitación para que el gran conejito pueda usarla.
—¿Q-Qué? ¿Lo dices en serio?
—Sí, estoy segura. Lo vi antes, y los nuevos artículos en esta sala son similares al gusto del conejito. Le pediré a mi papá una cama más grande. Si el gran conejito duerme solo, es posible que llore porque se siente solo.
—Genial.
Sin embargo, no podía creer lo que dijo Rere. No podía creer que el Duque me diera una habitación como esta, ya que estaba bastante segura de que me dejaría en mi antigua habitación de nuevo. Aunque dijo que ahora haría cualquier cosa por mí, conociendo su personalidad, no esperaba nada de él.
—¡Entonces vamos!
—¿Pero por qué estamos aquí?
—¡¿Por qué sigues preguntando?!— Como si hubiera optado por responder con acciones en lugar de palabras, Rere me arrastró de forma apresurada desde el dormitorio hasta el vestidor.
—Vaya…esa cabeza de caca realmente es extravagante. Tiene tantos vestidos.— Rere también se sorprendió, como si fuera la primera vez que veía a una persona así. Astra era peor que cualquier otro derrochador, incluso la niñera no pudo ocultar su sorpresa cuando abrió el armario y el joyero.
—Ella tiene muchas más cosas que nuestra joven señorita. No es de extrañar que esa mujer alineara a los comerciantes tan pronto como llegó aquí. —dijo la niñera detrás de mí, y rápidamente fue a buscar los vestidos.
—Dios mío, mira estas joyas y estos zapatos.
—...¡Esa cabeza de amapola está claramente loca!— Rere frunció los labios con una mirada de irritación.
—¿Cómo podría esa cabeza de amapola disfrutar de todas estas cosas? ¡Es tan molesto! ¡Mi conejito ni siquiera puede usar algo como esto!
También me atrajo mucho la espectacular cantidad de vestidos que solo pude ver en fotos. En ese momento, Rere, que había estado quejándose durante un largo rato, de repente instruyó a la niñera.
—No perdamos más tiempo, Nana, elige las mejores joyas y los zapatos que más se adapten a nuestro conejito.
—¿Perdón? ¡Ay! Sí, lo haré. A ver…el cabello de la señora es plateado, así que se verá bien con cosas de color rojo rubí.
—Está bien, voy a buscar el vestido.
Era la única que estaba parada sin hacer nada. Mientras tanto, Rere, se retorció como una serpiente entre los vestidos, hasta que sonrió alegre, como si hubiera encontrado algo satisfactorio.
—Ven aquí, conejito.
—B-bien.— Tan pronto como me moví hacia Rere, me sorprendió de nuevo.
La niña señalaba con orgullo un vestido blanco adornado con diamantes en la zona del pecho y en la parte inferior del vestido.
—Rere, eso es-
—Deja de hablar y úsalo. De ahora en adelante, todos los vestidos de aquí serán solo tuyos, conejito. Como Princesa de esta familia, te permitiré usarlos.
—...Pero aún…
—Traje una variedad de zapatos y accesorios. Es difícil elegir los adecuados entre tantas opciones.
—Entonces, vamos a ponerselos al conejito.
—No, Rere. No puedo usar esto…
—¡Conejito! Si sigues diciendo tonterías, te arrancaré toda la ropa. No dejaré que te vistas nunca más. ¿Quieres que lo haga?
Como era de esperar de Rere. Entonces, sacó una pequeña daga de su bolsillo y me la tendió.
—Es una daga que mi papá siempre me decía que llevara en caso de una emergencia. Con esto, voy a rasgarse la ropa, conejito.
—¡Oh, no! —Me asusté, porque la niña se me acercó mientras agitaba su daga. Ella hablaba en serio. Si fuera Rere, me haría pedazos la ropa por completo.
—Si no te gusta la idea, quítate la ropa.
No tuve más remedio que quitarme la ropa cuando me instó de esa manera.
—Está bien.
Como si lo hubiera esperado, la niñera comenzó a vestirme con el vestido que Rere había elegido antes. Incluso me abrochó un corsé, que nunca antes había usado. Curiosamente, al contrario de lo que parecía, el vestido se sentía cómodo. No fue hasta veinte minutos después que Rere dejó los zapatos que había elegido frente a mí.
—Aquí están los zapatos.
—No creo que me queden.
—Confía en mí, te quedarán bien. Vi que los pies del conejito y esa cabeza de amapola se parecían.
—¿En serio?
—Puedes confiar en mi sentido de la moda.
Mientras tanto, la niñera me desató el cabello, y sonrió feliz después de ponerme el collar en el cuello. Luego de que ella agregara ese toque final, todo estaba listo.
—Mi gran conejito es tan bonito. No, no el conejito, sino el vestido. Es como las alas de un ángel.— Rere sonrió brillante, y la niñera, que se esforzó tanto en vestirme, aplaudió con alegría.
—Por supuesto. La señora es muy hermosa. Aunque Madam, ya era hermosa, se ha vuelto aún más hermosa.
—¿Por qué diablos me vestiría así…?
—Se siente bien estar bonita, ¿no es así?
—Sí, pero…— Mientras murmuraba, Rere volvió a tomar mi mano.
—Me gusta. Entonces, vamos a comer ahora.
—¿Usando esto?
—¡Así se vestía siempre cabeza de caca! ¡Ahora, vamos!
—...Uf. — Sentí que mis costillas estaban a punto de explotar por el corsé, pero por fortuna, el dolor desapareció lentamente. Aún así, eso no lo hizo menos incómodo. La idea de que íbamos a comer mientras llevaba esto me hizo sacudir la cabeza con fuerza, pero Rere estaba decidida.
—Vamos, sígueme.
—La pequeña mano de la niña apretó tanto mi mano que finalmente accedí a su demanda. Como era de esperar, los sirvientes abrieron la boca cuando me vieron salir de la habitación.
—¡Todos, cierren los ojos! ¡Tú! ¿Cómo te atreves a mirar a nuestro conejito? Solo mi papá puede mirar.
—Oh, sí, señorita.
—Y la ropa aquí, pertenece al conejito, así que no la tires.
—¡Sí! No tiene que preocuparse por eso, en el futuro…
—¡¿Qué pasa con el futuro?!
—Nada. Seguiremos su orden.— El sirviente inclinó la cabeza y se fue, pero como Rere le dijo que cerrara los ojos, tomó una dirección extraña.
—Ahora, está todo arreglado. ¡Vamos a comer!
—Ja…¿Por qué estoy usando esto…?
—¡Vamos!
—Uf…está bien.
Rere meneó los hombros como si quisiera irse lo antes posible, y al final, fui al comedor tal y como ella quería. Inesperadamente, Luca estaba parado en la puerta principal.
—Se ve hermosa, señorita Leona.
Todavía no le había dado las gracias, así que iba a saludarlo feliz, cuando Rere se interpuso entre nosotros.
—Luca tampoco tiene permiso. No mires al conejito, solo puedo dejar que mi papá la vea.
—Entiendo, entonces, mantendré mi cabeza baja así.
—Bien. ¡Abre la puerta!
—¡Sí!
Rere me miró fijamente mientras hacía un puchero como un niño gruñón.
—De todos modos, no deberías verte tan bonita. Es problemático para mí bloquear a todos así. Qué molesto.
—¿Qué acabas de decir?
—No, nada. Entremos.
—...Entremos. —Al final, tuve que entrar al comedor vestida así.
—Llegas tarde.— El Duque se levantó de su asiento después de notar nuestra llegada, pero su expresión cambió en un instante tan pronto como nos vio.
Debido a su extraña mirada, caminé un poco detrás de Rere. No quería malinterpretar que el Duque me estaba mirando, pero los ojos del Duque claramente me siguieron. Se quedó allí, en silencio, su mirada aún fija en mí.
—Papá, ¿crees que mi gran conejito es bonito?
—¿Me veo muy extraña?— Al final, tuve que decir algo primero porque no pude superar su mirada. Solo entonces, el Duque sacudió la cabeza de un lado a otro como si acabara de recuperar sus sentidos.
—No, no estás extraña en absoluto. Sentémonos primero.
Gracias a Dios, no me veía rara. De repente, gané una confianza desconocida.
—Rere.
—¿Sí?
—...¿Me veo bien?
—Ah, ¿No viste cómo los ojos de papá hicieron “puf”?
—¿Puf?
—Se enamoró a primera vista.
En ese momento, el Duque agitó las manos a toda prisa.
—Rere, eso no es…
—Conozco a papá mejor que nadie, así que no puedo estar equivocada. ¿Crees que no sabré si papá está enamorado de mi conejito? No necesitas ocultarlo.
—No es así, Rere. Estaba sorprendido, porque ella usaba la ropa de Astra…es solo por eso...— dijo, tosiendo.
—¿No te acabas de enamorar de mi conejito?
—...Tenemos que comer, así que sentémonos.
Su reacción fue muy extraña. No, de ninguna manera, imposible, ¿verdad?
¿De verdad te enamoraste de mí a primera vista o algo así? Lo miré de arriba a abajo. El ambiente se volvió extraño de repente.
—¿De verdad te enamoraste de mí a primera vista? ¿Su Gracia, el Duque?
—...¿Enamorarme? Eso no podría ser cierto. ¿Y por qué te diriges a mí así? Solo llámame Ian.
—Me temo que no puedo hacer eso. No hay manera de que pueda llamarte de una manera amistosa. Tendré que negarme. Sin embargo, estoy aliviada. Pensé que en verdad te habías quedado enamorado de mí.
Ante mis palabras, dos líneas rectas cruzaron su frente.Había una clara señal de incomodidad en sus ojos.
***
Traducción: Pali Rojas
Notas de traductora:
No he muerto…bueno, casi. Soy muy enfermiza, y el estrés no es para joda. Espero que hayan disfrutado de este capítulo como yo. Muy corto, pero, genial que se fue Astra y al fin le dan a nuestra Leona cosas lindas como se lo merece. A ver, a ver, cómo es esto de caer enamorado a primera vista.
¡Nos vemos en el siguiente capítulo!