Capítulo 46

Me Convertí En La Madrastra De Una Familia Irremediablemente Oscura - Novela

07/14/2023

Capítulo 46

 

Todos, excepto el Duque, se quedaron sin palabras.


¿Qué era lo que estaba mal con el Duque Arvida? Incluso se tiró al suelo, rogando.

 

—¿Qué demonios está haciendo?

 

—...Le pido perdón por el mal que hizo mi hija. Así que devuélvame mi tesoro, por favor…

 

—¿Tesoro? ¿De qué estás hablando?— Ian se reclinó de forma relajada en el sofá con las piernas cruzadas. Una sonrisa sádica apareció en su rostro.

 

—Por favor, deja de fingir que no sabes nada.

 

—Dije que no lo sé, ¿no? ¿Tesoro? No tengo nada por el estilo. ¿Por qué no me lo explicas en detalle? Quién sabe, podría recordar algo si lo haces, ¿verdad, Luca?

 

—Sí, le haré saber si recuerdo algo. —La cara sonriente de Luca se parecía de forma muy extraña a la del Duque. Un rostro que miraba al Duque Arvida y a Astra con intenciones asesinas.

 

Me pregunto por qué este lado de él se siente tan desconocido.

 

—...¿Estás jugando conmigo ahora?

 

Ante las palabras de Arvida, el Duque Ian respondió como si no fuera la gran cosa.

 

—La gente del Duque Arvida es muy amable.


—¿Qué quiere decir…?

 

—Me dieron la bienvenida a pesar de que no se me había anunciado oficialmente. Estaban muy contentos por verme. Incluso, llegué a pensar por un momento que estaba en la residencia de Petri.

 

Supongo que era algo que no sabíamos con Rere. Mientras tanto, Luca trajo una pequeña canasta de un lado del salón y la colocó frente a nosotras, como si pensara que el espectáculo continuará un poco más hoy.

 

—En algunos países, las personas pican algo mientras ven un espectáculo divertido. Así que diviértanse viendo y comiendo algunos de estos.

 

Lo que había puesto delante de nosotras eran caramelos en forma de estrellas de varios colores: blancos, rosas, celestes, etc…Rere admiró los dulces hermosamente surtidos y recogió un puñado.


—Conejito, di “ah”— Con la boca abierta, se volvió a mí y me puso tres caramelos en forma de estrellas en la boca.

 

—Rere, come tú también.

 

—¡Está bien!

 

—¿Qué hay de papá?

 

—...Pero papi tiene manos.

 

—Leona también tiene manos.

 

—Tsk, eso es verdad. Solo por esta vez, ¿entendido?— Luego, Rere puso uno de los caramelos más pequeños, con una esquina rota, en la boca del Duque Ian. Sentí que podía escuchar el monólogo interior de Rere, seguramente pensando algo como: “No tengo más remedio que darte uno ya que lo quieres”. Esto hizo que el Duque sonriera satisfecho.

 

—Duque, ¿me está escuchando?...

 


—¿Qué? ¿Sigues aquí? Pensé que te habías ido porque estaba muy tranquilo.

 

En ese momento, el Duque Arvida, que nos había estado observando por un rato largo, de repente empujó a Astra, quién estaba detrás de él, hacia adelante. A partir de allí, agarró a su hija por la nuca y la empujó con fuerza hacia el suelo.

 

—¡Ay!

 

—Vamos, discúlpate, vamos ¡hazlo!

 

—¡Padre!

 

A pesar de la lucha de Astra, el Duque no soltó a su hija.

 

—Todo esto es culpa de mi hija…por favor, acepte nuestras disculpas y devuelva lo que tomó.

 

—Bueno, deberías ser más específico a qué te refieres para que te lo devuelva. Y la princesa Astra debería disculparse con Rere y mi esposa, en lugar de conmigo. Esa disculpa, honestamente, no me impresiona. —Respondió el Duque Ian, encogiéndose de hombros, y recogió un puñado de caramelos frente a él. Gracias a eso, las estrellas que habían sido bellamente surtidas, se arruinaron.


Rere le resopló al Duque, pero él continuó masticando los dulces en forma de estrella, tranquilamente, como si tratara de acercarse a la niña jugando trucos.

 

—Duque, ¡Duque Ian Petri!

 

—Puedo escucharte lo suficientemente bien, incluso si no gritas tan fuerte. Presta atención, Duque Arvida. Hay tantas cosas que te quité, ¿crees que entenderé qué quieres que te devuelva si me hablas de ese modo?

 

—...¡Son cosas que robaste!

 

—Hay tanto que he robado. ¿Qué es? ¿Acaso “El Collar de lágrimas del mar”, que el primer emperador buscó para su amada, o será “La Tiara del Sol”, que el jefe de mercaderes hizo para su amada hija?

 

—¿También robaste eso?

 

—Díos mío, ¿no son esos? Me pregunto qué más hay.

 

Eso se llama robar, pero Ian no parecía sentirse culpable en absoluto. Rere incluso asintió ante tal padre.

 

—¿Por qué no lo robaste, papi?

 

—¿Debería haberlo hecho?

 

—¡Du-Duque! ¿Estás diciendo que robaste todos los objetos de valor de mi familia?

 

— Al ver que me preguntaste si los robé, entonces debe ser verdad. Duque Arvida, todos ellos están marcados como bienes robados, y sus descendientes los buscaban con desesperación. ¡Nunca hubiera pensado que estarían sus manos!

 

En ese momento, el cuerpo del Duque Arvida se petrificó. 

 

—N-No es que los tenga…s-solo asumí que existían…

 

—Ahora te estás echando atrás. Qué desgracia para ti, Duque Arvida. Es cierto que no tengo esos bienes…porque acabo de enviárselos al Emperador.

 

—¿¡Está hablando en serio!? ¡Duque! Actuando como un ladronzuelo…¡Qué crees que estás haciendo con las pertenencias de otros!

 

—Es cierto que no son mías, pero tampoco son tuyas. Así que no necesitas estar tan enojado.

 

Rere, cómodamente en mis brazos, masticó un caramelo y bostezó, como si estuviera completamente aburrida. Ví que seguía mirándose los pies, quizás porque debía estar triste ya que no podía usar sus zapatos con espinas.

 

—Entonces, ¿encontraste lo que estabas buscando? Mi hija está aburrida, así que será mejor que te vayas.

 

—¡Aún no! ¡Mis cosas, devuelvanmelas!

 

—Es curioso. En situaciones como estas, puede notarse cómo el Duque Arvida y la princesa Astra son padre e hija. La forma en que ambos no entienden lo que la les está queriendo decir, para ser más exactos.

 

Tanta falta de respeto debería haber sido suficiente para hacerlo retroceder, pero parecía que aquella pertenencia era importante para el Duque Arvida, hasta el punto en que empujó todavía aún más la cabeza de Astra contra el suelo.

 

—¡Padre! ¡Déjame ir ahora, por favor!

 

—...No me importa lo que le hagas a mi hija, puedes golpearla hasta que estés satisfecho. Así que, por favor, devuélvamelo todo.

 

—Por la Diosa, ¿Crees que soy un tipo tan basura como para golpear mujeres? Desafortunadamente, no soy alguien violento, como tú.

 

“¿Qué hay de la última vez que me tiraste una bolsa de dinero? ¿No pensaste que era peligroso? Qué bastardo hipócrita.”

 

—¡Dámelo! ¡Mi cuenta! ¡Es un registro de mis operaciones importantes! Tiene una lista de las personas a las que he sobornado y cuánto pagué por ellas, en orden. ¡Por favor, dámelo! 

 

—Oh, finalmente, has dicho lo que es.

 

—...Si…por eso…

 

—Qué vergüenza. Tampoco está en mis manos. Has hecho tantas cosas que se lo di al Emperador como regalo.

 

—¿Q-Qué?

 

Los ojos del hombre, que había estado sentado tranquilamente comiendo dulces en forma de estrellas, cambiaron rápidamente. Luego, se levantó de su asiento y se le acercó de forma lenta.

 

—Es por eso que debes saber lo que puedes comer y lo que no puedes comer. Duque, si tratas de comer demasiado, te enfermarás. ¿Creías que no sabía todo lo que habías hecho?

 

—¿Qué…?

 

—Conozco tus intenciones ocultas y cómo has estado investigando las debilidades de mi familia, pensando que solo soy un joven e inexperto Duque.

 

—¡Eso no es…!

 

—Y que ibas a hacer de tu hija mi esposa por ello. Qué codicioso. No puedo creer que estés tratando de devorar a mi familia con esa estúpida cabeza tuya.— Era la voz más tenaz que jamás había tenido.

 

—Desafortunadamente, fue muy fácil descubrir el secreto del Duque Arvida. Como un idiota, aceptaste mi oferta de casar a la princesa Astra conmigo, sin dudarlo. Fue tan fácil, que casi no fue divertido.

 

—De ninguna manera…eso es una tontería…

 

—¿Por qué inventaría tales tonterías? ¿No fuiste tú quien difundió los rumores sobre el nacimiento de mi hija, en el instante en que Astra entró en esta familia?

 

Rere masticó más caramelos cuando se mencionó el tema de su nacimiento. Con su temperamento, habría corrido hacia ellos, y hecho un escándalo, pero solo los miró con el ceño fruncido.

 

—Conejito, quédate aquí. Tengo algo que hacer.

 

—¿Qué?

 

—Pase lo que pase, quédate quieta. Rebecca Petri no les dejará pasar esto.— Después de decir eso, Rere miró hacia la puerta. Allí estaba la niñera, sosteniendo un cubo extraño, pero la expresión de la otra sirvienta no se veía muy bien.

 

Entonces, el Duque Ian volvió a hablar.

 

—¿Quizás ibas a hacer que la princesa Astra diera a luz al heredero de esta familia? Es por eso que estabas haciendo extraños rumores sobre mi hija.

 

—¡Eso no es…!

 

—No hay tonto más grande que tú. Era todo tan obvio que es aburrido. Piérdete ahora.

 

—...De verdad…¿De verdad se lo diste al Emperador?

 

—Sí. Le pedí que que ocultara el hecho de que había recibido esos registros hasta que fuera el propio Duque Arvida quien viniera a mí.

 

—Ja…— Como un loco, el Duque Arvida se echó a reír.—¡Maldita sea…maldita sea!

 

—Eres demasiado codicioso, tu estómago terminaría estallando de cualquier modo u otro.

 

—...¡Maldita sea…maldita sea…!

 

—Pero no te preocupes, tu familia sobrevivirá.

 

—¡Todo es por culpa de esta mocosa…esta niña!— El Duque Arvida giró hacia Astra y la sacudió como un loco.


Entonces, Rere que observaba toda la situación, saltó de repente de su asiento y corrió hacia la niñera. Traté de perseguirla, pero tan pronto como ella recibió el balde de la niñera, se giró hacia dentro de la sala. Se subió al sofá, y luego derramó todo su contenido sobre el Duque Arvida y la princesa Astra.

 

—¡Piérdete!

 

—¡Ay! ¡Ay!

 

—¡Imbéciles! Todavía recuerdo que le pegaron a mi mamá. ¡La próxima vez, los enterraré en caca!

 

Me tomó un momento darme cuenta de lo que Rere había traído como medio de venganza.

 

Era agua sucia con estiércol.

 


***

 

Traducción: Pali Rojas

 

Notas de traductora:

 

¡Guacala…! Aparecen la caca chica y  la caca grande en este capítulo. (?) Nos vemos en el siguiente capítulo.

Capítulo 46

Me Convertí En La Madrastra De Una Familia Irremediablemente Oscura - Novela

07/14/2023

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