Capítulo 48
Una vez que la niña, quien había guardado su corazón tan celosamente, comenzó a dejarme entrar otra vez, no se detuvo. Así que la abracé más fuerte, y besé su frente.
—Gracias, Rere.
—¡¿Por qué me estás agradeciendo?! El beso de Rere es muy caro, ¿sabes? Te lo di especialmente a ti.
—Por supuesto.
Mientras Rere se reía, con tanta alegría que sus ojos no podían verse, estiró sus manos con ánimo hacia el cielo.
—¡Entonces, de ahora en adelante, les contaré mis métodos! Para ser exactos, ¡cien formas de intimidar a los acosadores!
—¿Algo como eso existe?
—¡Sí!
Como era de esperar de una niña que tenía que crecer para convertirse en la villana, Rere apretó el puño en una pose villanesca casual.
—Rere está orgullosa, creo que nuestro Conejito finalmente ha recobrado la cordura. ¡No siempre debes ser amable en esta vida!
—¿Qué tal si guarda sus “100 maneras de intimidar acosadores” para más tarde y elige un vestido primero? Dijo que harían juego, ¿recuerda?
—¡Así es! Al fin la niñera dice algo inteligente después de tanto tiempo. Entonces, deberíamos dejar que nuestro Conejito se lave. Estoy muy ocupada.— Cuando dijo que estaba ocupada, a pesar de que se quedó quieta mientras la niñera la lavaba, nos reímos con la niñera.
—Sí. ¡Nuestra dama ocupada debería bañarse y salir rápido!— De hecho, fue gracias a que la niñera fue rápida en moverse que Rere pudo terminar de bañarse más rápido que yo.
Por supuesto, la criada también se ofreció a ayudarme a bañarme, pero yo, que había vivido al austero modo coreano, no podía acostumbrarme a que otros me lavaran. No era solo mi cabello, sino también todo mi cuerpo.
“Mis preciosas axilas…”
No podía dejar que mis axilas, y las otras partes de mi cuerpo estuvieran a cargo de otra persona. Mientras sufría por ello, Rere salió primero y llamó a la puerta del baño.
—Mi Conejito, ¿sigues viva?
—¡Sí!
—Sal. Estás tan callada que pensé que te estabas ahogando. Si no sales, ¿quieres que entre y te lave?
—¡Ya salgo!
—Eres muy lenta.
Al final, tuve que terminar de forma abrupta y salir, a instancias de Rere. Cuando salí, ella ya estaba arreglada, así que les dio una toalla a las criadas con una mirada insatisfecha.
—Ayuden a mi Conejito a secarse el cabello.
—¡Sí, señorita!— Las criadas, al ver mi pelo largo, se arremangaron como si fueran a la guerra.
—Dejenoslo a nosotras.
—Niñera, vayamos a elegir un vestido para mi Conejito en la habitación de la Duquesa. No hay ropa adecuada en su armario, no importa cuánto busquemos…Hmm…y el vestido que tiene en este momento, tampoco es adecuado. — Rere tenía su dedo corto y regordete, apuntando hacia arriba y lo movía de lado a lado.
—¿Más ropa?
—¡Bueno, mi Conejito se ve elegante y bonito sin importar qué, pero no quiero ningún defecto…! Séquenle el pelo y póngale polvos en la cara.
—¡Sí, señorita!
¿Desde cuando trabajan sincronizadas de ese modo? La chica que puso la silla frente a mí, rápidamente secó mi cabello. Mientras tanto, Rere agarró la mano de su niñera y salió hecha una un vendaval.
—Estoy realmente bien…
—Conoce la personalidad de nuestra señorita, ¿verdad? Nos meteremos en problemas si no le secamos bien el pelo.
—¿Cierto…?— Al final, me rendí y dejé mi cabello a su cuidado. La forma en que manejaban mi pelo se sintió como el trabajo de un profesional.
—¿No estás cansada? Mi cabello es bastante largo.
—Es un trabajo mucho más fácil que con nuestra señorita.
—Así es. Últimamente, nuestra señorita ha cambiado, pero en ese entonces, solía negarse a lavarse y hacía muchas rabietas.
—Incluso, cada vez que ninguna podía manejarlo más, y le decíamos a nuestro señor, a él no le importaba, así que terminamos pasándola mal.
—Eso es cierto. A veces actúa de forma extraña.
Las manos de las criadas, que hablaban entre sí, se ralentizaron.
—¿Qué quieres decir?
—Él no está actuando tan extraño últimamente, pero…a veces…— como si estuviera reflexionando sobre ello, una de las chicas detuvo su mano de inmediato. —Actúa como un niño.
—¿Un niño?
—Bueno, estoy segura de que hizo mucho por nuestra señorita, pero…parece alguien que está loco. Hubo un tiempo en los que solo tenía una expresión en blanco en su rostro cuando nuestra señorita lloraba frente a él. Incluso, hubo una vez en que ella cayó frente a él, pero solo se quedó mirándola. En ese entonces, realmente pensé que tenía un problema…
—Rosa, decir que está loco es un poco…
—Oh, no. Lo siento, señora— No fue sino hasta que la muchacha que estaba a mi lado la interrumpió, que una criada llamada Rosa corrió hacia mí e inclinó la cabeza.
—Ah, está bien. No es como si le hubieras maldecido.
—Pero aún así…
—Está bien. Tampoco me gusta el Duque.
—¿Perdón?
—¿Qué?
“¿Estoy siendo demasiado honesta?”
—...Bueno, muchas cosas sucedieron hasta ahora, ¿verdad?
—¡E-Eso es cierto! De todas formas, me he pasado con lo que he dicho, pero eso está en el pasado. Rara vez sucedió desde que llegó la señora.
“¿Cómo era eso posible?”
Me sorprendía que el hombre, que se suponía que era un tonto por su hija, hubiera hecho tales cosas en el pasado. Incluso en la novela, no pensé que el Duque fuera del tipo que haría eso.
“¿Qué es este sentimiento? Es como si no pudiera terminar bien mis asuntos de forma apropiada en el baño”
—Uf…uf, Conejito…yo…traje tu ropa— Llegaron en ese momento. Parecía que habían corrido tan fuerte que cuando abrieron la puerta, estaban sudando.
—Dios mío, Rere. ¿Corriste?
—Sí. No puedo esperar para vestirte.— dijo ella, sonriendo de forma brillante, y me tendió unos zapatos que había traído.
—¡He traído zapatos, Conejito, que combinarán bien con los míos!
—¿En serio?— Los zapatos eran en tonos beige y brillaban como una estrella. Sin que me diera cuenta, llamaron mi atención. —Tan lindos…
—¡Sí! ¡Son muy cómodos! ¡Y aquí está la ropa!— La niñera jadeaba por aire, y se secó el sudor con la manga antes de tenderme un vestido. Parecía haber algo diferente al vestido que usé la última vez.
—¿Este?
—Pruébatelo.
Sin embargo, con solo mirarlo, no podía decir qué era diferente.
—Vamos, señora.
—Ah, sí.— Después de lavarme, tuve que ir al vestido para vestirme solo con una fina bata de baño. Y no fue sino hasta que me lo puse que supe qué lo hacía diferente.
La diferencia estaba en la parte media de lo que suelo usar y lo que usé en la habitación de Astra la última vez. En primer lugar, no había ningún corsé apretado firmemente en mi cintura. Sin embargo, solo porque era cómodo, no lo era tanto como solía ser la ropa que usaba a diario.
La tela de mi cintura estaba bastante apretada. No sabía de qué estaba hecho, ya que no sabía mucho sobre ropa, pero estaba asegurado en mi cintura, reemplazando al corsé, y el dobladillo extravagante de la falda era suficiente para desviar la atención.
—Es cómodo.
—¿Está bien? Me alegro de haber seguido el consejo de Sir Luca.
—¿Luca…escogió esto?
—Sí. Aparece cada vez que necesitamos ayuda. Esta vez, nos ayudó a elegir su ropa y sus zapatos. Dijo que la señora podría sentirse cómoda con esto.
¿Cómo me conocía tan bien? De hecho, el vestido de Astra de la última vez, si bien era bonito y elegante, era incómodo. Este, por el contrario, era mucho más cómodo.
—Luca…parece una persona dulce.
—¿Verdad? Ojalá nuestro señor pudiera parecerse a él, aunque sea un poco…
—También espero eso…
—Siento que a veces los confundo.
La niñera sonrió con calma y me entregó los zapatos. Estos, eran tan cómodos que pensé que no me saldrían ampollas en los pies aunque los usara todo un mes.
“Qué alivio.”
Tal vez no era el estilo de esa mujer, y por eso no no tocó ninguna de estas cosas en absoluto.
—Deberíamos irnos. Nuestra pequeña señorita nos gritará si pasamos más tiempo charlando. —dijo, dio un paso adelante y se acercó a mí. Como era de esperar, justo antes de que saliéramos, Rere asomó la cabeza en el vestidor.
—Iba a preguntar cuándo saldrías…¡Conejito, ya estás listo!
—¿Me veo bien?
—¡Sí! ¡Es perfecto! ¡Te queda tan lindo!
—¿En serio?
—¡Sí!
—Vamos. Papá va a hacer “puf” otra vez, ¿cierto?
—¿Deberíamos?
Antes de que me diera cuenta, Rere ya había tomado mi mano, mirándome con los ojos brillantes.
—El cabello de mi Conejito parece una estrella, es tan brillante.
—El cabello de Rere parece el cielo nocturno. Supongo que ambas estamos destinadas. Rere es el cielo nocturno, y yo, su estrella. ¿Qué opinas?
—¡Cómo digas!— Sin embargo, contrario a mis expectativas, Rere de repente se puso de mal humor.
—¿No te gusta?
—¡Dije, que cómo digas! ¡Mi Conejito ahora habla tan bien! Cielo nocturno, y estrellas. ¡Esas son palabras bonitas!
—¿Entonces, te gusta?
—¡Sí! Pero, ¿qué significa eso de destinadas?
—Mmh…bueno…¿significa que dos personas son perfectas la una para la otra?
—Mmh…ya veo. Me decidí. Rere hará que su Conejito sea perfecto. Comos sea, es tan problemático.— A pesar de decir aquello, la sonrisa no abandonó su rostro.
—¿Eso significa que Rere cuidará de mamá hasta que se vuelva perfecta?
—¡Sí!
Mientras tanto, llegamos frente a una habitación en la que nunca había estado antes. Ya estaba llena de gente y vestidos.
—¿Qué habitación es esta…?
—Usamos este lugar cada vez que llamamos a la boutique. ¡Vamos!
Cuando Rere me arrastró adentro, una vez más me sorprendieron los vestidos dentro de la habitación.
—Guau…—La gran sala estaba llena de todo tipo de vestidos que parecían un almacén de liquidación.
—Ah, al fin están aquí.
—¿Por qué papá está aquí?
Parecía tan confiado como si siempre hubiera estado con nosotras.
—¿Cómo qué por qué? Somos familia.
—Solo somos familia en momentos como estos. Sé honesto, estás aquí para ver a nuestro Conejito, ¿verdad?
***
Traducción: Pali Rojas