Capítulo 49

Me Convertí En La Madrastra De Una Familia Irremediablemente Oscura - Novela

08/14/2023

Capítulo 49

Ni siquiera esperé lo que iba a decir, porque era muy probable que solo fuera una repetición de sus palabras de la última vez. Así que cuando miré al Duque con una mirada agria, abrió la boca como si hubiera terminado su larga agonía.

 

—¿Tengo cosas que hacer aquí…?

 

—¿Qué?

 

—Estoy aquí porque tengo un trabajo que debo hacer aquí…

 

—Ah, claro. Papá, si tienes trabajo que hacer, entonces, vete .— dijo Rere, terca. La niña empezó a tirar del Duque, que estaba sentado en el sofá.

 

—¿Rere?

 

—Un hombre que no puede ser honesto, no es atractivo.

 

—...

 

—Si sigues quedándote en blanco como un tonto, ¿debería cambiar de papá? ¿Eh?

 

—...¿Ser honesto?

 

—¡Sí! Sé honesto. 

 

—Mmm. — Presionado por Rere, los ojos del Duque finalmente me alcanzaron. Qué agobiante.

 

—Díos mio. Luca, dime, ¿Qué piensas de nuestro Conejito?

 

—Ella se ve igual.

 

—¿Qué? ¿Luca ahora es como papá?

 

—¿No lo crees tú también? La señora Leona siempre es hermosa, así que no importa lo que se ponga.

 

Al escucharlo, Rere levantó el pulgar en señal de acuerdo.

 

—¡Así es! Luca, ¿dónde aprendiste a decir esas cosas?

 

—Solo estoy diciendo lo que realmente siento.

 

Las palabras de Luca me sorprendieron. En verdad, era todo un galán. Pero, ¿cómo podían parecer tan similares y tan diferentes al mismo tiempo?

 

—Luca.

 

—Sí, señor.

 

—Solo por un momento, no abras la boca.

 


Bastardo infantil. El Duque lo miró con una mirada seria en su rostro.

 

—Sí, señor. —Luca solo sonrió y asintió como si lo encontrara divertido.

 

—Tampoco contestes.

 

—Papá, eres tan infantil. Actúas como si fueras más chico que yo.

 

—Tu papá siempre es infantil.

 

—¿Qué…?

 

Y sé lo suficiente para decirlo. Simplemente, no siento la necesidad de hacerlo.

 

—...Si. No te arrepientas si es que nuestro Conejito se termina escapando. — Rere, con las mejillas hinchadas, me llevó al sofá mientras pisoteaba.

 

—Aquí, siéntate, Conejito.

 

—¿Dónde se sentará Rere?

 

—¡En el regazo de mi Conejito! — dijo, y de forma natural, se sentó en mi regazo.

 

—¿No te vas a sentar aquí conmigo?

 

—No, gracias.

 

El Duque, que ocupaba un espacioso sofá suficiente para cuatro personas, arrugó la cara, como un niño malhumorado, y miró hacia la puerta. Esta se abrió, y una mujer con un peinado llamativo, lo suficiente como para llamarlo una obra de arte, junto a una joven con cabello en forma de caca, entraron a la habitación.

 

—Saludo a la espada del Imperio, su Gracia, Duque de Petri. Soy Madame Cecilia, del Salón Adazelle.

 

—Saludo a la espada del Imperio, su Gracia, Duque de Petri. Soy Madame Rozzele del Salón Rachel.

 

La mujer con cabello llamativo era Cecilia, y aquella cuyo cabello se parecía a Astra, Rozzele.

 

—Por aquí, las dos. Consigan para mi mamá ropa que le quede bien.

 

—Ay Dios mio. Es un honor conocer a la Princesa Astra…ah, no eres ella, lo lamento.— Cecilia, que murmuró para sí misma en voz alta, rápidamente inclinó la cabeza.

 

—Maldita sea…¿Cómo puedes llamar a esa mujer Astra mi madre? ¡Ella no era mi mamá!

 

—Perdóneme, Princesa. Debo haberme vuelto senil. Escuché que se están preparando para una fiesta en este momento. Entonces, te traje los vestidos más nuevos diseñados por nuestra boutique.

 

Mientras tanto, Rozzele nos recibió y trajo sus diseños. Los vestidos de Cecilia se veían extremadamente lujosos. Ese era el tipo de ropa que le gustaba a Astra. Por otro lado, la ropa que trajo Rozzele probablemente era del mismo tipo que la que Luca había preparado.

 

—La Duquesa es tan hermosa y de piel clara que se vería espléndida con cualquier cosa. —Pero tal vez, debido al desliz de la lengua de Cecilia, Rere reaccionó de forma hosca. 

 

En tanto, la ropa de Rozzele, a la cual Rere ni siquiera le echaría un vistazo porque se inclinaba más hacia la comodidad de quien la usara en comparación con los lujos, había captado el interés de la niña.

 

—Estos se ven cómodos.

 

—Para su información, su Gracia también lleva un vestido del Salón Rachel. Si no le importa, ¿puedo traer otros vestidos que hice del mismo tipo la próxima vez? Parece que no le gustan los corsés ni demasiados adornos.

 


En ese momento, el Duque, que nos observaba de cerca, sacudió la cabeza.

 

—No podría importarme menos si trajiste varios cientos de ropa para mi esposa, tráelo todo.

 

—Gracias, su Gracia. Siendo ese el caso, quitaré algunos de los vestidos que traje y traeré otros nuevos que coincidan con el gusto de su Gracia.

 

Cuando el Duque asintió, ella me sonrió feliz.

 

—No necesito tanto.

 

—¿Hasta cuándo usarás la ropa de otras personas?

 

—Entonces, señora. ¿Puede ponerse de pie un momento para que pueda medir su talla?

 

—Oh, está bien.

 

Me llevó hacia el tabique a un lado de la habitación. La medición terminó de forma rápida, quizás porque ella era una experta. Rozzele, que estaba callada y solo hablaba cuando era necesario, escogió un par de vestidos que había traído y se los entregó a las criadas.

 

El problema estuvo con Cecilia.

 

—Pr-Princesa. Estas son las prendas que más atesoro en mi salón.

 

—Pero, ¿por qué cada uno de ellos se ve tan mal?

 

—¿Qué quiere decir? ¡Eso no puede ser!

 

—Todo está mal. Es tan mediocre y aburrido. Me refiero a tus diseños. —dijo Rere, quien había estado buscando en el catálogo de diseños, y cruzó sus brazos haciendo un puchero.

 

—Conejito, a tí no te gusta, ¿verdad? Se supone que debemos usar vestidos combinados, pero esta ropa se ve como algo que usaría esa cabeza de caca.

 

—Si mi hija lo odia tanto, deberíamos buscar a otra persona. Muchos nobles hacen fila para usar los vestidos que diseñas, así que estaba deseando verlos, pero no es gran cosa. — El rostro del Duque se volvió más frío que antes. —Ni siquiera puedes satisfacer a mi hija de cinco años. Todo sobre tu excelencia parece ser una mentira. ¿No me digas que en realidad no eras hábil en el diseño de vestidos?

 

—¿C-Cómo puede decir eso…?

 

—¡Es cierto! ¡Son todos diseños que he visto antes!

 

Cecilia, que intentó venderle su ropa a la Princesita hace un momento, negó con la cabeza. Tal vez pensó que su reputación estaba en juego, por lo cual eligió mostrar uno de los tantos papeles que tenía entre los brazos.

 

—Esto es..este vestido que hice es particularmente buscado…incluso esto…

 

Pero negué con la cabeza ante sus palabras.

 

—No quiero un vestido que sea particularmente buscado, quiero uno hecho solo para nosotras.

 

Sus ojos cambiaron como si yo provocara su deseo de competencia.

 

—...Entiendo. Entonces, deme exactamente tres días. Diseñaré un vestido solo para ustedes dos. —Incluso apretó el puño como para recuperar su confianza.

 

—¡Genial!, pero, si no lo haces bien, no te lo dejaré pasar tan fácil.

 

—Prepararé un vestido que las sorprenderán. —De alguna manera, el fuego en sus ojos parecía estar ardiendo con fuerza.

 

Finalmente, se fue con solo unas pocas ventas, y después de eso, los zapateros y los joyeros vinieron uno tras otro. Sabía que era necesario observar todo, pero para mí, que realmente no me importaban mucho todos estos lujos, era agotador.

 

No fue sino hasta la hora de la cena que todos se fueron, así que terminé durmiendo con Rere temprano en la noche. Por supuesto, en unas pocas horas, me desperté. No importaba lo cansada que estuviera. Me siento renovada aunque no dormí mucho.

 

Pensé en dormir unas horas más al lado de mi hija, pero no podía volver a dormirme, así que me dirigí a la terraza.

 

¿Fue porque estaba abrumada por la ropa o porque recordé lo que me depara el futuro?

 

En ese momento, interrumpieron mis pensamientos.

 

—¿No puedes dormir?

 

Casi vacilé debido a la voz inesperada.

 

—P-Por qué está aquí, Luca…

 

—No hay ningún lugar al que no pueda entrar aquí.

 

—Ah…

 

—Vine porque tengo algo que preguntar. Señora Leona, ¿sigue odiando al Duque? ¿En verdad lo odia?

 

—Mi corazón sigue siendo el mismo.

 

—¿En verdad?— Nuestros ojos se dirigieron a la luna al mismo tiempo. Su luz era cálida y suave esta noche.

 

—No lo odies demasiado.

 

—¿Por qué te pones tanto de su lado?

 

—Bueno, tal vez es porque siento pena por él. A decir verdad, esa persona…su tiempo se detuvo después de aquél día.

 

—¿Después de aquél día…?

 

—Regresó a sus días de infancia, cuando no tenía miedo de nada. Es por eso que hizo tales cosas que eran difíciles de entender para otros. Decir tonterías, o ponerse celoso sin motivo alguno. A veces, es incluso más infantil que Rere.


Me quedé sin palabras por un momento, porque lo que decía coincidía tanto con lo que había dicho la criada antes.

 

—...Siempre hablas  de él. ¿Quién diablos eres tú? ¿Por qué me estás diciendo todo esto?

 

—Soy alguien a quien le gustas. —Su mano tocó mi mejilla con ligereza. Incluso sentí un cosquilleo en ese momento, y un sentimiento desconocido se disparó en mí.

 

Alguien que me quería…

 

—Y-Yo…realmente no puedo entenderte. No sé por qué estás diciendo esto en este momento…

 

—Creo que podré responder eso algún día. Seguro que será muy pronto. — Su rostro, que siempre se veía cariñoso, hoy lucía especialmente solitario. Sin embargo, como siempre, mi visión de él comenzó a volverse borrosa una vez que terminó de decir lo que quería decir. Por eso, agarré su ropa a toda prisa.

 

—Solo una. Solo responde una sola pregunta. ¿Por qué la gente a veces te olvida? ¿Estás haciendo eso a propósito?

 

—Bueno, tal vez la razón de mi existencia no está clara…

 

—¿La razón…de tu existencia?

 

“¿Quién diablos eres tú? ¿Quién eres para decir tal cosa? ¿Por qué hablas como si estuvieras a punto de desaparecer?”

 

Mi ansiedad alcanzó su punto máximo. De forma instintiva, puse mi mano en su pecho. Fue tan raro. No debería estar vivo en base a sus extrañas acciones y palabras…Ese era seguramente el caso, pero sentí una palpitación en su pecho.

 

Pum, pum, pum

 

En verdad, no lo sentí la última vez, pero ahora era diferente. Luca está vivo.

 

—Me da vergüenza. Por primera vez, la mano de una mujer me tocó.

 

Yo estaba más avergonzada, así que traté de quitar mi mano, pero Luca la sostuvo.

 

“Mi mano se siente caliente”

 

No se sentía como un ser humano, pero ahora era muy humano. Un hombre vivo que respira.

 

***

 

Traducción: Pali Rojas.

Capítulo 49

Me Convertí En La Madrastra De Una Familia Irremediablemente Oscura - Novela

08/14/2023

Yugen Mangas Logo
All rights deserved. Idealized and built by Heaning.This website was built using TailwindCSS + NextJS 13.
Contact mePrivacy policyDiscord