Traductor Yona
Capítulo 55
¿Alguna vez Rere había sido tan feliz?
Rere tarareaba para sí misma mientras felizmente extendía los brazos.
—Está muy animada hoy.
—¡¿Qué?! Siempre estoy animada. Hmph. ¡No hagas que parezca que ser animada es extraño, niñera!
—Así es. Cometí un error.
Con la lengua fuera, Rere instó a su niñera una vez más. Y así, la niñera, que estaba ocupada vistiendo a Rere, también sonrió alegremente.
Con la ayuda de May y las otras doncellas, finalmente pude ponerme el vestido, que brillaba cada vez que estaba expuesto a la luz. Luego, cuando miré mi figura en el espejo, me llené de asombro una vez más.
—Ahora la adornaremos con un collar y un anillo. En cuanto a nuestra señorita, más tarde la adornaremos con una tiara adornada con joyas azules.
—¿El joyero conocía de antemano el color de los vestidos?
—No. Estos son los de Madame Cecilia.
—Ah.
—Para satisfacerla, el Salón Adazelle llegó incluso a trabajar junto con una joyería para crear accesorios que combinen con sus atuendos. Es más, dado que Madame Cecilia incluso envió a la tienda las joyas adornadas con estos accesorios, no sería exagerado decir que estaba muy decidida a cumplir con sus estándares. Y a mi modo de ver, no decepcionó en absoluto, ya que estos accesorios combinan bien con el vestido.
—En efecto. Aunque el vestido está a otro nivel, los accesorios utilizados para completar el conjunto también son únicos.
Mi primera impresión de ella no fue la mejor porque confundió mis gustos con los de Astra.
Pero si se lo propone puedo decir que es capaz de crear outfits espléndidos.
Después de un rato, Rere también terminó de ponerse el vestido. Luego, giró encantada y preguntó.
—Conejito grande. ¿Me veo bonita?
—¡Sí! Muy bonita. Tanto es así que por un segundo pensé que eras un ángel enviado del cielo.
—Hmph. ¡No me gustan los elogios exagerados! Pero, Conejito grande... ¡Eres tan bonita!
Me pregunto si Rere se dio cuenta de lo linda que se veía... Mientras miraba a Rere, sentí la necesidad de hacerle saber al mundo lo hermosa y bonita que es mi Rere.
—¡Ustedes dos son tan hermosas! Seguramente nadie puede negar que ustedes dos son madre e hija.
Rere sólo se encogió de hombros ante las palabras de la niñera. Luego, se puso ella sola la tiara y los zapatos y levantó la cabeza.
—Toma mi mano. Acompañaré a mi Conejito grande que está temblando mucho.
—¿Rere hará eso por mí?
—¡Sí! Después de todo, ¡hoy somos las estrellas!
Y así, tomé la mano de la niña que estaba adornada con una bonita pulsera de flores.
—Me temblaban mucho las manos hace un momento, pero me siento mejor porque estoy sosteniendo la mano de Rere.
—Por supuesto.
—Pero, Rere...
—¡Sí!
—¿Por qué te tiembla tanto la mano?
Pensé que había un terremoto.
—¡No!
—¿Entonces debo soltar tu mano?
—No. ¿Por qué tratas de hacerlo obvio? ¡Ese tipo de persona no es atractiva! Vamos. ¿Cuánto tiempo vamos a permanecer aquí? Huft, hace calor.
Rere, que estaba ocupada abanicándose avergonzada, comenzó a arrastrarme de la mano nuevamente.
—¡Vamos!
Pero tan pronto como salimos del camerino, nos topamos con una persona familiar.
—¿Están listas para ir?
—¡Papá!
Llevaba un uniforme blanco que no combinaba con nuestros vestidos. De alguna manera, se sorprendió un poco al vernos y nos miró alternativamente.
—¿Qué piensas, papá? ¿No es tan bonita Conejito grande?
—…En efecto.
—¿Eso es todo lo que tienes que decir?
—…Llegaremos tarde. Deberíamos ponernos en marcha.
—Caray. Olvídalo entonces.
El duque, que había estado agonizando durante mucho tiempo sobre qué decir, dio un suspiro de alivio sólo después de que Rere dejó de presionarlo. Por supuesto, Rere no se detuvo ahí y añadió.
—¡¡¡Rere es tan lamentable !!!
—¡¿P-por qué Rere debe ser tan lamentable?!
Por supuesto, el duque se sorprendió.
—¡Papá es tan poco atractivo! ¿Cómo es que un tipo tan poco atractivo se convirtió en mi papá?
—¿Acabas de llamarme “tipo”?
—No puedo llamarte viejo, ¿verdad?
—Eso es cierto, pero...
En medio de sus discusiones, Rere volvió a tomar mi mano y me atrajo hacia ella.
—Vamos.
—Rere, la escolta de Leona soy yo...
—Yo lo haré. Hoy vendrá a la fiesta como mi madre. Ella es mía, así que no me la arrebates, papá.
Rere ignoró al duque, que parecía estupefacto y tenía una sonrisa incómoda en el rostro, y me arrastró con ella.
—¡Rere…!
A pesar del melancólico llamado del duque, Rere siguió caminando con más vigor que nunca. De alguna manera, me sentí menos nerviosa cuando sostuve la mano de Rere que cuando sostuve el brazo del Duque.
—Conejito grande, ¿estás nerviosa?
—Sí.
—Esto es lo que debes hacer cuando te sientes nerviosa.
—¿Qué?
Rere, que estaba un paso delante de mí, se dio la vuelta y extendió los brazos.
—¡Hacer esto!
—¿Eh?
—Puedes abrazar a Rere.
—¿Es eso así?
—¡Sí! Abrázame. ¡Funciona!
Por eso abracé a la niña. Sólo entonces pude sentir su cuerpo tembloroso.
Su cuerpo temblaba mucho. Pero incluso en este estado, ella fingió no estar nerviosa y en cambio me consoló. Así de amable es Rere.
—¿Cómo es? ¿Funciona?
—¡Sí! Funciona. ¡Ya no estoy nerviosa!
—Mmm. En mi opinión, no creo que simplemente tomarse de la mano sea suficiente.
—Si vamos al salón de banquetes de esta manera, lo más probable es que tu vestido se arrugue un poco. ¿Eso está bien?
—¡Sí! ¡Estoy bien con eso! ¡Mientras Conejito grande también lo esté!
Entonces, Rere enterró su cabeza en mi pecho.
—Me encanta escuchar el sonido del corazón de Conejito grande.
—¿En verdad?
—¡Sí! Particularmente me encanta escucharlo porque es como si me dijera que mi mamá está viva.
—Me encanta también.
—Entonces, no debes ir a ningún lado. Siempre deberías quedarte a mi lado, ¿de acuerdo?
Si tanto lo deseas, lo diré una y otra vez.
Te amo.
Por lo tanto, siempre estaré ahí para ti.
Mientras tanto, el duque, que iba delante de nosotros, se detuvo frente al salón. En comparación de lo que cabría esperar, había más sirvientes situados junto a la puerta.
—Abran la puerta.
—Sí.
A su orden, ambas puertas se abrieron de par en par como si hubieran estado esperando.
Lo primero que apareció ante mis ojos fue una lámpara de araña desde lejos. Y como lo que nos recibió fue solo la entrada al vestíbulo del segundo piso, no pudimos ver a ninguno de los invitados todavía.
—Dame a la niña.
—No. Rere necesita calmar a Conejito grande.
—Pero si continúas en esa posición…
En ese momento, Luca, que estaba detrás del Duque, naturalmente se acercó a Rere.
—Si continúan en esa posición, los que vinieron hoy no podrán tener una vista adecuada de la Sra. Leona.
—¿Eh? ¿En verdad?
—¿No quería que todos supieran que la señora Leona es la duquesa y la madre de la señorita Rebecca? Para que eso suceda, debe dejarles ver a la duquesa en su aspecto más hermoso. Pero, si insiste en que la Sra. Leona la abrace, la gente no podrá verla adecuadamente sin importar lo hermosa que sea.
—Pero…
—¿Qué tal si toma la mano de la Sra. Leona mientras está en los brazos de Su Excelencia?
Luego, como si estuviera convencida por las palabras de Luca, Rere se acercó al duque.
—Luca tiene razón. ¡Papá, abrázame!
—Sí.
El duque, que parecía un poco desconcertado por la negativa de Rere antes, sostuvo a Rere en sus brazos.
—Vamos.
—Toma mi mano, Conejito grande.
El Duque y Rere se acercaron a mí al mismo tiempo. Después de reflexionar un rato, tomé la mano de Rere. Entonces, el duque, que quedó estupefacto por mis acciones, suspiró profundamente y comenzó a caminar hacia el salón.
Mientras nos acercábamos al salón, noté que estaba lleno de música, como si nos estuviera esperando.
—Han llegado el duque Ían Petri, la duquesa Leona Petri y la princesa Rebecca Petri.
La charla de la gente desapareció en un instante.
Sólo después de dar unos pocos pasos hacia adentro pude ver el lugar por completo.
Una escena que sólo podía verse en una película se desarrolló ante mis ojos.
Con la ayuda de Luca, fui yo quien eligió a los invitados a la fiesta, pero en comparación con lo que pensé inicialmente, los invitados presentes aquí parecían ser mucho más numerosos. Es más, todos vestían trajes y accesorios elegantes. Entonces, tal vez porque estaba abrumada, mis manos empezaron a temblar aún más.
Pero, como si estuviera acostumbrado, el duque empezó a hablar con calma.
—Hoy estoy aquí para presentarles a la nueva duquesa, Leona Petri.
Los que se inclinaron ante nuestra presencia levantaron lentamente la cabeza.
Cerró la boca después de una frase. No estaba segura si era porque no tenía nada más que decir, o porque así era como se suponía que debía hacerse normalmente.
¿Que se supone que haga? ¿Tengo que agitar la mano?
Pero en ese momento….
—¿Está nerviosa?
—Luca.
—No se ponga demasiado nerviosa. Piense en esto como en un campo de rábanos. No tiene por qué ponerse nerviosa delante de los rábanos, ¿verdad?
Mi nerviosismo, que me hacía temblar como loca, disminuyó ligeramente gracias a su dulce voz.
—¿Que se supone que haga?
Aunque el Duque estaba a mi lado, le pregunté a Luca.
—No tiene que hacer nada más que sonreír.
Ante sus palabras, sonreí torpemente.
Después de eso, las personas que me miraban comenzaron a moverse nuevamente. Era casi como si estuvieran esperando mi reacción.
Tan pronto como notó el ligero cambio en la reacción de la gente, el duque Ían volvió a abrir la boca.
—Todos, disfruten la fiesta.
Sus palabras marcaron el inicio de la fiesta.
La música tranquila cambió a la de una música que recuerda a la primavera en un instante.
Con la música suave y burbujeante, la gente empezó a relajarse de nuevo.
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—Ahora que hemos terminado con nuestros saludos, bajemos. ¡Quiero bailar con Conejito grande!
Mientras tanto, Rere, que se liberó de los brazos del Duque, se acercó a mí.
—Pero mamá no es buena bailando, Rere.
—Está bien. Sólo quiero bailar con mi mamá. Como nunca antes había podido hacerlo…
Habiendo escuchado el ferviente deseo de la linda niña, inmediatamente tomé su mano.
—¡Por supuesto! ¡Vamos!
Pero, tan pronto como llegamos al final de las escaleras, un hombre al que no queríamos ver nos detuvo.
—Hoho. Por fin tenemos la oportunidad de hablar. Nueva duquesa y princesa Rebecca.