Odalisca

Capítulo 2

Tsk. 

 

Aaron esperaba que el Marqués perdiera el interés. Creyendo que en el instante en el que viera la pintura, frunciría el ceño y desviaría su mirada del cuadro como si no valiera la pena ser evaluado. 

 

Sin embargo, sin esperarlo, el Marqués no lo hizo. Solo se quedó observando la rígida espalda de la mujer en la pintura. 

 

“¿Señor Dietrion?”  

 

Pregunto Aaron detenidamente. 

 

En lugar de responder, el Marqués se levantó repentinamente. Sosteniendo el bastón que había recargado en la silla, y caminó lentamente.  

 

Habiendo reducido la distancia, se quedó de pie frente a la pintura permaneciendo en silencio por un largo periodo de tiempo. El comportamiento del Marqués siempre ha sido complicado de entender, pero esa fue la primera vez que Aaron no podía entenderlo en absoluto. 

 

Aaron miró ansiosamente al Marqués. Le preocupaba que aquel hombre se enojara debido a una pintura carente de habilidad. Estaba nervioso, creyendo que el Marqués balancearía su bastón en cualquier momento como signo de disgusto, pero afortunadamente, él no notaba ningún rastro de enojo en el rostro del Marqués. Contradictorio a su naturaleza, sensibilidad y temperamento. 

 

Después de mucho tiempo el Marqués comenzó a hablar. 

 

“El artista.” 

 

“¿Perdón, mi señor?” 

 

“El nombre del artista.” 

 

Aaron no podía creer lo que había escuchado hace un momento, olvidando responder y abriendo sus ojos con asombro. El rostro del Marqués se vio irritado cuando recibió esa tonta expresión. 

 

El sería amonestado severamente si seguía demorándose. Aaron se las arregló para recomponerse y responder. 

 

“É-él es alguien que no ha debutado aún… lo obtendré inmediatamente y le enviaré el documento.” 

 

Aaron quería morderse la lengua debido al error que había cometido. No estaba lo suficientemente preparado puesto que no esperaba que el Marqués le pidiera el nombre del autor. 

 

El Marqués asintió abiertamente y se giró. No había alegría o felicidad que pudiera sentirse al encontrar una agradable obra de arte si se trataba de un rostro poco expresivo como aquel. Como era usual, solo se mostraba ingenioso y arrogante, a pesar de todo. 

 

Al final del día, siempre era lo mismo. Con la única diferencia de que había preguntado el nombre de un artista desconocido, pero el Marqués actuó como si lo hubiera olvidado por completo, así que Aaron decidió borrar ese dato de su memoria. 

 

Atrajo su mirada porque era una pieza única, pero pareció que no le gustó la segunda vez que la vio. 

 

Mantuvo eso en mente. 

 

*** 

 

La atmósfera era diferente a lo usual. 

 

El fuerte olor a pintura siempre era un problema, pero hoy el lugar se encontraba limpio, como si se hubieran retirado los cuadros. Un fresco aroma había sustituido el desagradable olor que antes predominaba y que la hacía sentirse incómoda y un poco mareada. 

 

Sus profundos ojos verdes se estremecieron. Aferrándose a la arrugada manta en sus manos sin razón, encorvó sus hombros un poco. Mientras humedecía con la lengua sus labios que se encontraban un poco secos, pisaba con cuidado por donde pasaba. No debería de escucharse ni un solo crujido a pesar de que pisará con fuerza, pero ella siempre caminaba tan ligero como fuera posible cuando pasaba por ahí. No eran solo sus pasos. Ella siempre se mantenía silenciosa. Durante todo el camino de su casa hacia ese lugar, cuando abría el portón y la puerta principal, cuando llegaba al estudio ubicado en el tercer piso. Hasta que finalmente llegó a la habitual habitación desordenada terminando por colocarse frente a la cama que se encontraba dentro. 

 

Especialmente hoy, sus movimientos eran más lentos de lo normal. Fue más cuidadosa y estuvo más alerta de lo que solía estar. Pero lo que fue aún más extraño es que el impaciente Brad, contrario a su comportamiento habitual, estaba tranquilamente sentado, esperándola. Lo que asentó con más firmeza sus dudas. Hoy, Brad no vestía su usual ropa de trabajo desprolija, tampoco usaba su sucio delantal con manchas de pintura. Incluso no había rastro de su descuidada barba. 

 

Todo parecía extraño. 

 

Lo único con lo que estaba familiarizada era con la vieja cama cubierta con sábanas hasta la mitad. 

 

“Adelante, quítatela.” 

 

Finalmente, Brad, que no podía con la espera, habló. Incluso no parecía ser el mismo. El tono contenido con el que pronunció aquellas palabras hizo que notara lo mucho que estaba controlando su temperamento. Tomando un profundo suspiro, se retiró la manta con manos temblorosas. 

 

Después de volverse casi una rutina el salir y entrar de ese lugar, a propósito, seleccionaba como atuendo un saco que se abotonaba hasta el mentón y ropa que cubriera por completo su piel. Era una terquedad inútil. A pesar de que sabía que sería una molestia quitarse toda la ropa, se obligaba a seleccionar ese tipo de atuendo. Era como si lo que ella iba a hacer en ese lugar se contrarrestara si usaba ese tipo de vestimenta. Brad a menudo se burlaba como si supiera sus intenciones. 

 

Después de deshacerse de los innecesarios trozos de tela uno a uno, terminó por quitarse su vieja ropa interior. Doblo cada una de las prendas y las colocó a un lado. Se puso de pie con sus brazos envolviendo su pecho y tranquilamente subió a la cama. 

 

“Coloca tus manos arriba, como si fueras a soltarte el cabello.” 

 

Sentada con sus piernas dobladas sobre la cama dándole la espalda a Brad, se movía acorde a las instrucciones que provenían detrás de ella. El cabello perfectamente atado se encontraba enredado entre sus delgados dedos. Unas hebras de cabello se soltaron del nudo que las sostenía. 

 

Sin esperarlo, un peculiar aire frío entró en contacto con su espalda. No podía evitar sentirse un poco intranquila debido a que estaba desnuda. Hoy, la mirada que observaba su piel se sentía pesada. Se sentía como si su piel fuera arañada gentilmente con una cuchilla afilada. 

 

“La parte superior ligeramente de lado, no, te has girado mucho. Si. Mantente en esa posición…” 

 

Brad, quien ya había acordado los términos bajo los que trabajarían, de alguna forma terminó por reconsiderar sus palabras. Por lo que pregunto con cuidado. 

 

“¿De verdad es imposible que muestres tu rostro?” 

Traductor: Valiz

Scan : Gremio de Hadas

 

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