Capítulo 28

Odalisca - Novela

10/25/2023

Odalisca

Capítulo 28




Tenía que gastar dinero cada vez que necesitaba conseguir aquella pequeña cantidad de medicina. Finalmente, terminó por gastar lo que había ahorrado para comprar ese medicamento. Tan solo una pequeña cantidad de medicina que era solo un puñado. 

 

Moviendo la bolsa con las yemas de los dedos, Liv se mordió el labio. 

 

De hecho, ella no creía en Dios. Ella no creía en lo absoluto que orarle a Dios la ayudaría a superar sus dificultades. Porque Dios nunca había escuchado sus oraciones. 

 

"..." 

 

Gotas de lágrimas cayeron sobre la bolsa de medicinas. No importó lo duro que apretó los dientes y la mandíbula, no fue fácil para ella contener las lágrimas que habían surgido. 

 

"Liv, no puedes cuidar de Coryda sola para siempre." 

 

Le costó mucho cuidar de Coryda ella sola. 

 

Así que a veces culpaba a sus padres muertos. Pronunció aquellas palabras de condena, a pesar de que no eran culpables de sus muertes. 

 

"¿Sabes lo duro que es el mundo? Deberías conocer a un buen tipo antes de que sea demasiado tarde." 

 

Por supuesto, tampoco quería luchar para ganarse la vida a su edad mientras otras personas ya se habían casado. 

 

Cuando logró graduarse del internado, pensó en un futuro que había soñado a su manera. En ese futuro, tenía una vida más feliz, estable y era amada. 

 

¿Por qué no? ¡También solía ser una chica de ensueño! 

 

Sabía que la solución propuesta por el dueño de la farmacia no era mala. Sin embargo, ella no quería vender su amor y matrimonio a un precio barato para resolver su infructuosa vida solo para tener un poco de espacio en el que poder respirar tranquilamente. 

 

Aunque otras personas se burlarían de ella por hablar alto y fuerte. 

 

...de hecho, quería que la cuidaran. Es solo que la última parte de su orgullo no la dejaba tirarse como si se estuviera vendiendo a alguien. 

 

Lágrimas incontrolables nublaron su visión. Liv cerró los ojos con fuerza. Sus párpados, que estaban empapados mientras el agua fluía por sus mejillas, se volvieron un poco más ligeros. 

 

Tragándose sus sollozos, lentamente abrió sus ojos. Derramó sus últimas lágrimas con un par de parpadeos y su visión se aclaró para revelar la bolsa de medicinas y un pañuelo que yacía encima de ella. 

 

¿Un pañuelo? 

 

Liv miró fijamente el pañuelo doblado. Junto a ella había un hombre alto, al que no noto cuando se acercó. La persona que estaba mirando la estatua era alguien que conocía. 

 

"¿...el Señor Dietrion?" 

 

La cara del hombre se veía más blanca hoy, quizás por el traje negro que llevaba puesto. 

 

Su rostro, visto desde abajo, todavía lucía atractivo, y los largos párpados le llamaron la atención. El lento parpadeo le recordó las alas de una mariposa. 

 

Él, que había estado mirando hacia delante en silencio, de repente inclinó su cabeza. Unos pocos mechones de su cabello plateado, que fueron extendidos hacia atrás de forma ordenada y suave, revolotearon sobre su frente. 

 

 “Incluso si Dios te escucha, no te concederá nada.”  

 

El murmullo sarcástico era demasiado bajo, que Liv apenas podía escucharlo. Sin embargo, debido a que la capilla era muy tranquila, no tuvo que escuchar mucho para entenderlo. 

 

“Son solo los humanos quienes tienen el poder de lograr algo, profesora.”  

 

Aquella voz baja estaba terriblemente tranquila, pero al mismo tiempo era seductora, como el canto de una sirena.  

 

Los ojos azules, que se mantuvieron observando la estatua todo el tiempo, se inclinaron hacia Liv.  

 

“Así que órame a mi”  

 

La boca del Marqués se torció ligeramente. Aquel leve gesto era claramente una sonrisa. Por un momento, todo pareció detenerse. El hombre, que por lo general atraía la atención de todos solo con su rostro inexpresivo, incluso sonreía débilmente, comportándose de esa forma no habría nadie que no se arrodillara ante él. 

 

Era lo mismo con Liv. Miró fijamente al hombre, que la miraba con arrogancia, como poseída. Ese breve momento de contacto visual con él se sintió como una eternidad. 

 

"¿Quién sabe? Quizás ocurra un milagro." 

 

Milagro. 

 

La palabra que escupió olía dulce, atrayéndola. 

 

¿Orarle al Marqués realmente hará que ocurra un milagro? ¿Concederá este hombre las oraciones que Dios no había podido concederme? 

 

¿Pero por qué me dice esto este hombre? 

 

A pesar de estar aturdida por su belleza, una duda surgió en la mente de Liv. ¿No estaba disgustado conmigo el Marqués Dietrion? Estaba molesto por lo de la pintura, así que estaba atormentándola... 

 

En ese momento, como si hubiera notado sus dudas, el Marqués borró su sonrisa y se dio la vuelta sin dudarlo. Cuando vio al Marqués dándole la espalda, Liv se impacientó. 

 

Cuando se dio cuenta de que no tenía tiempo para pensar en el significado de aquello, de repente sintió que esta oportunidad era como un golpe de suerte que no podía dejar pasar. 

 

"¡Necesito dinero!" (N/T: *O*) 

 

Las palabras que salieron como un rayo formaron una oración cruda y sin adornos.





Traductor: Valiz

Scan : Gremio de Hadas

 

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