Odalisca
Capítulo 4
Siendo testigo de su expresión desconcertada, Brad rápidamente explicó.
“He oído que se acerca el cumpleaños de Coryda. He pensado que es mejor el dinero en lugar de un regalo.”
Estaba de acuerdo con sus palabras, el dinero era mejor que un regalo. Sería de esa forma si él realmente tenía la intención de darlo a causa del cumpleaños de Coryda.
Ella no podía dejar sus dudas de lado, pero no era más que eso. La razón por la que no podía rechazar sus palabras al ofrecerle una mayor cantidad, incluso si eran palabras vacías, era debido a que lo que había dicho era cierto, el cumpleaños de Coryda estaba cerca. Incluso a pesar de no estar gozando de una fortuna, ella quería darle un obsequio. Cuando recordó el inocente rostro de Coryda, esperando por ella en casa, no podía pretender hacer como si nada ante el incómodo sentimiento que le provocaba inquietud todo el tiempo.
Finalmente terminó por agradecerle en voz baja. Brad continuó con una plática sin sentido, divagando en cosas como el estado de salud de Coryda y el clima que había envuelto a la ciudad en los últimos días. El también aprovechó para hablar de cómo Liv se ha estado sintiendo durante la sesión, debido a que la notaba un poco nerviosa.
A veces le contestaba brevemente, procurando poner atención en silencio mientras lo escuchaba. Entonces, cuando se presentó una oportunidad, le hizo una pregunta en un tono tranquilo.
“¿No has olvidado tu promesa de guardar silencio ante la modelo, cierto?”
“¿Eh? ¡Claro que no!”
Brad asintió con la cabeza en respuesta. Después de eso, dijo que ya habían descansado lo suficiente y le indico a ella que volviera a colocarse en su posición porque tenía que apresurarse con la pintura.
Levantó sus brazos en silencio. Había pasado mucho tiempo desde que había sentido su cuerpo enfriarse, pero terminó por colarse el frío por su piel debido a la corriente que circulaba por el lugar. La mirada que penetraba a su espalda tampoco desapareció, como lo esperado.
Prefirió cerrar sus ojos.
***
“Señorita Rhodes. Hoy hizo un buen trabajo.”
“Debería ser yo quien agradezca la oportunidad que me ha dado de guiar a la señorita Millian. La señorita Millian parece ser alguien muy inteligente, es un placer reunirme con ella.”
“Considero que la clase de hoy terminó temprano, ¿Así que no le gustaría tomar el té conmigo?”
Liv sonrió y cerró sus ojos. Por su mente cruzó Coryda, que hoy se había puesto especialmente triste debido a que ella tenía que salir a trabajar, pero no podía dejar que sus inquietudes fueran vistas por otros.
“Gracias por su amable oferta.”
Generalmente hablando, los padres que le confiaban sus hijos a los tutores deseaban que sus hijos mejoraran considerablemente en solo una sesión. Incluso a pesar de que ella sabía que era un deseo ridículo y poco realista, Liv tenía que ajustarse lo mejor posible a lo que ellos esperaban.
Para un tutor, tratar con los padres era tan importante como lo era tratar con los niños.
Liv se retiró el gorro que llevaba puesto. Recordando los momentos difíciles que tuvo que pasar gracias a padres arrogantes e irrespetuosos que había conocido, la señora frente a ella era alguien tranquila en comparación.
Se sentía afortunada de haber logrado un trabajo en la Baronía de Vendons. Millian Vendons, la única hija del Barón Vendons, era una niña alegre y de buen corazón, y sus padres, el Barón Vendons y su esposa, eran unas personas respetables.
En comparación con la familia de un Conde a la que había servido, donde se le había exigido tener objetivos ridículos y que luego habían dejado de pagarle sus honorarios después de tres meses, alegando que ella había violado el contrato, la pareja Vendons era razonable y de buenos modales. Incluso la situación que casi la ponía en problemas se había mantenido estable gracias al trabajo que había conseguido con ellos.
Cuando recordó la actitud obstinadamente desvergonzada en el momento en que ella solicitó la paga de sus honorarios a aquella familia del Conde, Liv no podía evitar sentirse angustiada. Fue un error pensar que la reconocida familia de aquel Conde no sería un problema en cuanto a temas de dinero se trataba.
Resultó que solo eran unos aristócratas, y había quedado claro que solo gastaban su dinero en lujos y juegos de azar…
“¿Señorita Rhodes?”
“Ah, sÍ.”
“¿Hay algo que no pueda comer en particular?”
“No, no lo hay, Madam.”
“Ya veo. Resulta que esta mañana recibí un obsequio. Espero que sea de su agrado.”
Liv, que iba a decir que cualquier cosa que comiera seria de su agrado, junto sus labios formando una sonrisa en su lugar.
El Baron Vendons era rico. Era notorio gracias a los simples refrigerios que le proporcionaban durante las clases de la señorita Millian. Los bocadillos de la familia, que alegaban ser bocadillos de fábrica, eran el producto más caro que se vendía en las confiterías de la ciudad.
Independientemente del resultado, sería más caro que el refrigerio servido durante las clases, y era un bocadillo de gama alta que provocaba que Liv se preguntara si podría llegar a comerlos por el resto de su vida.
“Bien, por aquí.”
Caminó siguiendo los pasos de la Baronesa de Vendons, hasta que comenzó a escucharse la animada presencia de los empleados. No parecía que fuera porque se estuvieran preparando para la hora del té.
Liv echó un vistazo al rostro emocionado de los empleados. Una empleada de mediana edad que parecía tener una alta posición entre los demás se acercó a la Baronesa Vendons y le susurro.
“Oh, Dios mío, ¿Es verdad?”
Exclamó la Baronesa, olvidando que Liv se encontraba a su lado. Ella, que parecía dejarse llevar por la plática, tiempo después logró recordar la presencia de Liv, lo que provocó verse avergonzada.
Traductor: Valiz
Scan : Gremio de Hadas
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