Odalisca
Capítulo 7
El asiento donde Liv siempre se sentaba se encontraba justo en medio de la capilla. Desde ahí, no solo podía ver las vidrieras del frente, también la luz que se filtraba a través de ellas y que pasaba por la estatua de Dios llegando al suelo.
Lo mismo ocurría ese día. Liv, que ya se había sentado, miró brevemente la sombra en el suelo y junto sus manos.
Después de la muerte de sus padres, Liv se quedó con una casi escasa herencia y una hermana enferma. La herencia se disipó rápidamente después de usarla para comprar la medicina de Coryda, Liv no tuvo otra opción más que superar las dificultades que la vida le ponía en el camino para poder subsistir y poder costearse los gastos de vida y los de la medicina que se consumían constantemente.
En ese momento, por primera vez Liv se arrepintió de no haber aprendido las excepcionales habilidades de artesano del negocio de sus padres. Esto se debía a que Liv no tenía las suficientes habilidades como para hacer cualquier cosa por la que pagaran rápido.
Solo después de haber sido rechazada varias veces por sus escasas habilidades de costura y de haber sido echada por sus terribles habilidades de limpieza, Liv pudo encontrar un trabajo apropiado. El trabajo de ser tutora a corto plazo, ayudando al hermano menor de un compañero que conoció en el internado.
Afortunadamente a Liv le fue bien. Por fin se sentía recompensada por haber asistido a un costoso internado.
Su primer trabajo fue tranquilo. Fue por un corto periodo de tiempo, solo un mes, pero eso la ayudó a conseguir otro trabajo a corto plazo como tutora. Fue capaz de forjarse su propia carrera de tutora a corto plazo varias veces.
Y finalmente, a Liv le ofrecieron ser tutora en casa por primera vez. Incluso a pesar de que Liv le había dicho a su empleador que tenía que ir con Coryda, ellos aceptaron con facilidad, y Liv y Coryda, que ya habían intentado cambiar de residencia, se mudaron con alegría.
Ahí, fue cuando Liv se dio cuenta de la suerte que había tenido de haber conseguido ese trabajo.
Click clack.
Liv, que cerró sus ojos mientras apoyaba su frente sobre sus entrelazadas manos en silencio, de repente abrió los ojos. El sonido de pisadas fuertes interrumpiendo el silencio.
Por lo general, si había alguien orando, la gente estaba obligada a procurar que el sonido de pisadas fuera silencioso, pero el nuevo visitante caminaba sin vacilación como si su intención fuera revelar su presencia.
Liv, que había pestañeado con desconcierto, calmó sus pensamientos y cerró sus ojos nuevamente. Pero cuando oyó que alguien se sentaba detrás de ella, su atención se vio atraída en esa dirección. La actitud que no fue prudente en lo absoluto estaba causando mucho ruido.
No sabía quién era, pero estaba segura de que era una persona desconsiderada. Había muchos lugares vacíos, así que ¿Por qué se sentaba detrás de ella haciendo mucho ruido?
Después de que su intención había sido robada, estuvo irremediablemente distraída. Liv, que había aguantado un poco más, finalmente se levantó.
La razón por la que ella había escogido visitar esta capilla fue debido a que ahí había pocos visitantes y todos eran personas tranquilas. Soportaba la larga distancia que tenía que recorrer precisamente porque no quería pasar por situaciones como la de ahora.
Sintiéndose disgustada, tuvo el impulso de al menos ver quien era. Liv levantó su mirada con desaprobación y no pudo evitar terminar abriendo los ojos con asombro.
“¡...!”
Apenas pudo evitar detenerse de gritar con sus manos.
Olvidando que se había estado quejando hace un momento, Liv con cuidado se alejó con el rostro pálido. Intentó no dejar escapar el sonido de su respiración ni el sonido de sus pisadas, pero desafortunadamente, el chirrido de la madera de la vieja silla irrumpió en el ambiente. Al mismo tiempo, los párpados cuidadosamente cerrados se movieron.
Demus Dietrion.
Fue una suerte que esta vez no volviera a decir su nombre casi gritando. Sin embargo, su cuerpo se puso rígido cuando su mirada se encontró con aquellos ojos azules Ahora, se sentía culpable por haberse reído internamente de Rita, su vecina, cuando soltó el rumor de que “El Marqués Dietrion vendió su alma al diablo y consiguió aquella impresionante belleza”.
¿Al diablo? Ese hombre seguramente obtuvo la gracia de Dios por sí mismo.
Fue el Marqués de Dietrion quien habló primero, en lugar de Liv, que se había quedado pasmada en su lugar.
“¿...No era usted la tutora de la familia Vendons?”
Aquel gélido tono se escuchó como un trueno, a pesar de no haber sonado alto.
Él me reconoció. Liv inmediatamente sintió la ilusión de un rayo cayendo sobre su cabeza. El calor subió por su cuerpo despertándola del estado en el que se encontraba, como si hubiera recibido un baño de realidad.
“D-Discúlpeme, mi señor. No sabía que era usted…”
Liv, que había procurado no agachar la mirada, inclinó su rostro y lo saludo. Después de aquello se alejó aún más de él atropelladamente.
“Bien, entonces, me iré primero para no entrometerme en su camino.”
Liv inmediatamente dio un paso, siendo lo más cuidadosa posible al intentar no hacer contacto visual. Pudo alcanzar la salida rápidamente gracias a que era una capilla pequeña. Cuando abrió la pesada puerta y salió, sintió una mirada siguiéndola.
¿Él no está intentando acordarse de mí porque como lo he disgustado, cierto?
Traductor: Valiz
Scan : Gremio de Hadas
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